Ana Maye abre camino en África
→ Mientras el fútbol femenino crece de forma imparable en toda Europa, el continente africano sigue varios pasos más atrás, con un retraso acorde a su realidad social. No obstante, hay personas que se empecinan en que las niñas y las jóvenes puedan cumplir con su sueño de ser futbolistas. Ana Cristina Maye es una de ellas.
La coordinadora general de la Federación de fútbol de Guinea Ecuatorial, que llevó a su país a hacer historia en la pasada Copa África, es un ejemplo y referente de que se pueden romper barreras en lugares donde los estereotipos aún limitan a las mujeres. Con motivo de la pasada Gala Femenina de Mundo Deportivo, Ana Maye visitó la redacción de MD para hablar sobre los últimos avances de la mujer en el fútbol africano en ámbitos donde hasta ahora la figura femenina estaba vetada. “Estamos dando pasos muy importantes hacia arriba, cada vez hay más diversidad y más posibilidades. Se trata de educar a los pequeños y reeducar a los mayores. Todos juntos, entre hombres y mujeres, hemos de romper esa barrera para fomentar un futbol más equitativo e igualitario”, sentencia.
La coordinadora general de Guinea Ecuatorial celebra que cada vez hay más referentes
La falta de recursos en África es uno de los mayores problemas para que las niñas accedan al fútbol. En este sentido, poder contar con jugadoras de éxito como Racheal Kundananji (Madrid CFF), Asisat Oshoala (FC Barcelona) o Barbra Banda (ex del EDF Logroño y ahora en el Shangai Shengli de la Superliga de China) permite abrir puertas: “Las niñas las ven jugar, ven todo lo que han vivido y saben que ellas también pueden lograr lo mismo. Esas historias son las que las motivan a querer llegar tan lejos como ellas”, explica.
En su caso, cuando comenzó en su cargo en la selección de Guinea era impensable encontrarse a una mujer directiva. “No se lo podían creer. Me preguntaban dónde estaba mi jefe... Yo tenía a 47 personas a mi cargo y no me sentía diferente a un hombre, pero ellos me hacían sentir diferente a mí, me hacían ser consciente de algo que yo no veía”, relata Maye. De hecho, durante la Copa África se encontró con una única mujer en el banquillo del equipo rival. “La fui a saludar emocionada. Me dijo que era solo la utillera, pero me sentí muy feliz de ver que no era la única que estaba allí”, recuerda.
Las miradas recelosas y de incredulidad y algún comentario despectivo han ido dando paso con el tiempo a una normalidad cada vez mayor, aunque todavía falta mucho por hacer, tanto en el terreno de juego con la llegada de un fútbol femenino profesional como en el ámbito de los cargos de decisión, donde sigue siendo una quimera encontrarse a una mujer.
Ahora Ana Maye está inmersa en un proyecto con el jugador Emilio Nsué para que todas las niñas tengan acceso al deporte y sobre todo para fomentar valores ●
Insta a “educar a los pequeños y reeducar a los mayores para romper barreras”