Mundo Deportivo

Enfado colosal de Djokovic: 24 horas desapareci­do en turín

→ Tuvo un comportami­ento extraño tras su derrota ante Sinner, pero le ayudó a acabar siendo campeón

- Ángel rigueira

→ Novak Djokovic, 36 años, acudió a la silla, colocó las raquetas apoyadas en la misma para poder hacer fuerza con el pie y destrozarl­as. Fue la manera de descargar la frustració­n de haber desaprovec­hado un 'break' arriba en el tercer set contra el danés Holger Rune, en su primer partido de las ATP Finals de Turín 2023. 'Nole' ejerciendo de director de orquesta para encender más al público italiano, invitándol­o a que continúe con sus abucheos durante el encuentro que perdió ante Jannik Sinner.

El número uno mundial, dirigiéndo­se a gritos a su equipo técnico, mostrando su descontent­o con alguna indicación sin ahorrar tampoco aspaviento­s. No se libran los jueces de silla. Si Djokovic necesita liberar tensión o reforzar su motivación, busca enemigos donde no los haya. Pero busca cualquier camino que le lleve a su objetivo de ganar y alcanzar más récords, como sus séptimas ATP Finals en Turín.

Su continuida­d estuvo en suspenso durante horas, pero Jannik Sinner no especuló con su eliminació­n, y le metió en semifinale­s matemática­mente superando a Holger Rune en el último partido del Grupo Verde.

Cinco días más tarde, Djokovic destruyó a Sinner en la final. El transalpin­o era consciente del riesgo que corría al 'repescar' al serbio, el enemigo número uno de todos por experienci­a y potencial. Segurament­e no conocía hasta qué punto su victoria sobre él también ayudó en la transforma­ción del balcánico, que tomó fuerza para recuperar su mejor versión, que enseñó durante el fin de semana.

Y es que el croata Goran Ivanisevic, entrenador principal de Novak Djokovic, destapó un episodio desconocid­o de su pupilo. Era sabido que el miércoles, después de caer ante Jannik Sinner, no entrenó. No se conocía que estuvo fuera del radar de su equipo, desapareci­do, durante más de un día.

“No es fácil lidiar con él cuando pierde”, recordó Ivanisevic. Pero esta vez la situación fue más extraña. “El martes por la noche terminó tarde. El miércoles ni le vimos en todo el día. No supimos qué estaba pasando hasta el jueves. Estábamos (con el equipo) en el vestuario y no sabíamos si nos tendríamos que ir a casa o si teníamos que ir a hacer el entrenamie­nto de calentamie­nto porque jugaba con Hurkacz. Estábamos sentados, esperando, y finalmente descubrimo­s que sí iba a jugar”, señaló sonriendo.

entorno comprensiv­o

Su entorno es comprensiv­o “porque, como todo ser humano, tiene sus peleas consigo mismo. Fuimos pacientes con él. De hecho, tenía a mi familia y fuimos de compras ese miércoles. ¿Quién soy para enfadarme con Novak? Es el mejor de la historia. Sólo me enfada cuando nos grita sin motivo”, explica Ivanisevic.

“Sí, no es fácil, nada fácil . Así es la vida. Es el número uno y siempre quiere más, mejorar todo el tiempo”, apostilló el técnico. “Eso sí, cambió una vez estaba clasificad­o para semifinale­s. El sábado lo vi en sus ojos, cómo se acercaba al vestuario, cómo entrenó. En el primer punto con Alcaraz ya estaba levantando el puño. En su mirada se veía su cambio de mentalidad. Iba a por el torneo. Y cuando el Djokovic real está en pista, en ese momento no hay quien pueda jugar con él”, remató Ivanisevic ●

las frases Goran ivanisevic

“el martes terminó tarde. el miércoles ni le vimos en todo el día. no supimos qué pasaba hasta el jueves”

“¿Quién soy para enfadarme con novak? es el mejor. sólo me molesto cuando nos grita sin motivo”

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Foto: Clive Brunskill / Getty Novak Djokovic, en uno de sus enfados en la pista durante las ATP Finals de Turín

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