La historia de una chica normal
Un documental cuenta la proeza de Jessi Combs, una piloto siempre al límite
Solo soy una chica normal” dice la piloto Jessi Combs mirando a cámara cuando le preguntan cómo explicaría quién es ella a la gente que todavía no la conoce. Un documental en la plataforma HBO Max cuenta su historia. Desde muy pequeña, los coches se convirtieron en su obsesión. Le encantaba la velocidad y presentó programas de conducción peligrosa en la televisión. Se hizo célebre con ‘La lista. 1001 cosas que hacer en un coche antes de morir’.
En 2013 asumió el reto de intentar por primera vez superar el récord de velocidad en tierra firme. Lo hizo formando parte de un proyecto que se llevaba a cabo en el Desierto de Alvord, en Oregón. Pilotaba un bólido supersónico, un viejo avión de combate reconvertido en coche que un día tenía que llegar a los 1.290 Km/hora.
Al documental le sobra media hora. Se recrea excesivamente en elementos biográficos que quizá resultan innecesarios. Se intenta perfilar su personalidad, pero en demasiadas ocasiones el relato cae en detalles superfluos. Se fuerza el pasado de la piloto en clave melodramática para justificar su necesidad de vivir siempre al límite. Se intentan encontrar paralelismos con Kitty O’neil, una pionera en el mundo del motor que también desafió los límites de la velocidad en los años 70. En un contexto plenamente masculino, la irrupción de una mujer joven, valiente y guapa como Jessi Combs juega a modificar la percepción del espectador respecto a la proeza automovilística. Es como si se incrementara la sensación de peligro por culpa del peso de los estereotipos.
Los últimos veinte minutos del documental son devastadores. Y algunas escenas realmente angustiantes. Las pruebas de Jessi Combs para ir superando sus propias marcas la llevan cada vez más al límite. Desde el inicio del documental, el espectador tiene una especie de intuición respecto el desenlace. Hay señales muy frágiles, leves alertas, que funcionan a modo de presagio. Las múltiples cámaras en el interior del cohete con ruedas permiten presenciar instantes muy impactantes. El exceso de épica final y forzar un mensaje póstumo resulta fallido. Porque no se trata de la proeza. Se trata de que solo era una chica normal. Y eso es lo que conmueve al espectador ●