Mundo Deportivo

Piloto de carreras y asesino en serie

Christophe­r Wilder, conocido por ‘The Beauty Queen Killer’, puso en jaque al FBI en 1984 mientras dejaba un reguero de muertes

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Quizás muchas personas se hubieran ahorrado sufrimient­os si el médico que desenredó el cordón umbilical que apretaba el cuello del recién nacido Christophe­r Bernard Wilder un 13 de marzo de 1945 en Sídney (Australia), no hubiera sido lo suficiente diestro para salvarle la vida. La segunda vez que estuvo a punto de morir fue cuando, con dos años, se cayó a una piscina. Sobrevivió y su infancia y adolescenc­ia pasaron como la de cualquier joven de la época. Tuvo su primera mancha negra cuando fue acusado de una violación grupal en una playa de Australia. Fue liberado pero con medidas cautelares: recibir tratamient­o con electrosho­ck. Gran error. Su comportami­ento empeoró. Se casó a los 23 años y su matrimonio solo duró 8 días. La novia descubrió el lado oscuro de Wilder que materializ­aba con violacione­s a sus amigas. Algunos expertos apuntan que las descargas eléctricas para reparar “su cerebro dañado” aumentaron su agresivida­d sexual.

La atracción por las carreras

Para poner distancia a su primera fechoría de los 17 años, en 1970 llegó a Estados Unidos donde trabajó de contratist­a de obras e hizo fortuna en Florida adquiriend­o y vendiendo propiedade­s.

Amasando cierto capital, se aventuró en el glamuroso mundo del motor. A principios de los ochenta, adquirió un coche, contrató a varios mecánicos, creó un equipo y empezó a participar en carreras estatales como el GP de Miami durante un par de temporadas. También tuvo su momento de gloria cuando corrió en las 24 horas de Daytona. No llegó a nada destacable, pero toda esa parafernal­ia de carreras, gasolina, velocidad y riesgo eran solo una fachada con la que pretendía engañar a chicas cándidas que se paseaban por los circuitos.

Un puro embaucador

Wilder encontró en la fotografía la excusa perfecta para acercarse a las chicas. Deseosas de hacer carrera como modelos les proponía hacer sesiones de fotos para revistas. Desgraciad­amente fueron presas fáciles para poder dar rienda suelta a sus instintos sexuales y perpetrar los crímenes más escabrosos. En los concursos de belleza que se celebraban en ciudades y estados, encontró su otro caladero. Por eso, el FBI, a quien llevó de cabeza durante varios meses, le apodó ‘The Beauty Queen Killer’, por la enorme relación de muchas de las víctimas con esos certámenes.

Un reguero de muertes

Justo después de llegar a EE.UU., en 1974 pasó varias veces por los juzgados acusado de agresión sexual y en 1980, una estudiante

Carles Vila i Rovira le acusó de haberla drogado para abusar de ella pero quedó libre tras pagar una cuantiosa fianza.

Mientras visitaba en 1983 a sus padres en Australia, se presentaro­n cargos contra él por abusar sexualment­e de dos chicas de 15 años. Sus padres pagaron la fianza, salió del país y volvió a Florida, cuando estaba previsto que el juicio empezase en abril de 1984.

El primer asesinato que se le atribuye fue el de la modelo Rosario González que desapareci­ó el 26 de febrero de 1984. A partir de entonces, un viaje infernal por Florida, Georgia, Texas, Oklahoma, Kansas, Colorado, Utah, Nevada, California, Arizona, Nuevo México, Missouri, Indiana y Nueva York, le llevó a cometer hasta 12 agresiones sexuales conocidas y 8 asesinatos atribuidos.

En esta huida, asaltaba a las chicas por la calle y se las llevaba a un páramo desolado donde hacía sus fechorías y abandonaba el cuerpo. En Indiana creyó haber matado a cuchillazo­s a Dawnette Wilt pero ésta sobrevivió y pudo contar con todo detalle a la policía cómo era Wilder, que se dirigía a Canadá y el tipo de coche que conducía.

Entonces empezó la caza y captura del asesino. Al fin, la sociedad respiró más tranquila cuando ‘The Beauty Queen Killer’ recibió su merecido en un forcejeo con la policía y una bala atravesó el tórax del sanguinari­o monstruo ●

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FOTO: Michael O. CREWS/POLICE DEPT. arriba, el coche con el que compitió wilder. Debajo, el asesino en las Vegas Fashion show. Gracias a una fotografía hecha por la madre de una participan­te el 1 de abril de 1984 se le pudo seguir la pista.
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Foto: agencias El cuerpo inerte de wilder yace en su coche después de recibir una bala en un forcejeo
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