BENÍTEZ VUELVE A CONQUISTAR MESTALLA
→ La inteligencia del Celta de Douvikas se impuso a la sobreexcitación del Valencia
→ Valencia y Celta disputaron en Mestalla una eliminatoria de esas que gana adeptos al fútbol. Ambos salieron a buscar la portería rival, sin ningún tiempo de contemplaciones. Sin embargo, los de Benítez se adelantaron rápido y pudieron gestionar los dos goles de margen, mientras que los de Baraja fueron todo el tiempo a contracorriente y demasiado excitados.
La primera parte fue una cascada de transiciones de un lado a otro. Empezó mejor el Valencia, encerrando al Celta en campo propio y sin poder salir por culpa de una presión asfixiante. Los de Benítez encontraron en Miguel Rodríguez, extremo derecho, la vía de escape para quitarse de encima el agobio valencianista. En un córner llegó el primer tanto del partido, obra de Luca de la Torre. El californiano aprovechó un mal despeje de Doménech, que dejó el balón en medio del área y con la portería vacía. De tacón puso el primero en el marcador. Con los de Baraja todavía recuperándose del mazazo del gol llegó el segundo, de Douvikas de penalti (19’). Diego López se dejó comer la tostada dentro del área y vio como Miguel Rodríguez se le adelantaba y le acababa zancadilleando. El griego lanzó a un lado y Doménech se tiró al otro. Le engañó.
Mestalla siguió apretando, pero los che entraron en un período de crisis, queriendo anotar antes el tercero que el primero. Lo pudo cerrar el Celta en dos transiciones que desbarató el ‘gato de Almenara’, esta vez sí. Poco después, en el 29’, Pepelu recortó distancia de penalti. El Valencia siguió apretando a través de centros, obligando a Villar a achicar agua como podía. Williot sacó bajo palos un tiro de Yarek desde dentro del área pequeña.
En la segunda parte, el cansancio pasó factura. El Celta se limitó a cuidar el marcador y cerrar espacios, mientras que el Valencia estaba atascado, fatigado y sin ideas. No generó apenas ocasiones y el cambio de Fran Pérez, el mejor de la noche para los locales, les condenó. En el 80, cuando las piernas ya no llegaban, un centro de Luca de la Torre, fue rematado con los pies en el suelo y con un giro precioso de cuello por Douvikas, autor de un doblete ●