Mundo Deportivo

Djokovic, en terreno pantanoso

→ Se encaró con un fan: “Ven y dímelo a la cara”

- Ángel Rigueira

→ Un Novak Djokovic raro, aletargado durante muchos instantes. Demasiado contenido. Todo muy extraño, salvo el desenlace. En la agonía, sintiéndos­e contra las cuerdas, despierta cuando no había otro remedio. Mete una marcha más a su tenis, todavía muy por debajo de su nivel habitual en los Open de Australia, y consigue el objetivo, que no era otro que estar en tercera ronda, darse más días para continuar buscando una forma que no acaba de encontrar.

Ya sea porque la temporada comenzó movida por las molestias de muñeca, o el resfriado con el que está lidiando estos días, carece de la chispa habitual.

Aunque ya es conocida su habilidad para dar un giro radical a cualquier tipo de situación. En el cómputo de un evento y también en un mismo partido. El número uno mundial, 36 años, ganó al australian­o Alexei Popyrin, 24 años y nº 43 mundial, por 6-3, 4-6, 7-6 (4) y 6-3 en 3h.11’. Son 30 victorias seguidas en este Grand Slam.

Salvó cuatro bolas de set en el tercero, viéndose en el décimo juego 4-5 y 0-40. “No hice nada especial, tuve suerte porque él falló una fácil derecha”, analizó. Puso el 5-5 con ese don especial para no dejarse enterrar, y más tarde renació en el ‘tiebreak’, donde sí dominó con autoridad. Se pareció más al Djokovic de costumbre, que incluso se encaró a un espectador. “Ven, ven aquí y dímelo a la cara”, le soltó el tenista, que empezó a interactua­r más con el público, con su equipo. Más gestos y gritos, de los que no hubo noticia durante prácticame­nte dos horas y media. Una ligera reacción, suficiente para clasificar­se y citarse, el viernes, con el argentino Tomás Martín Etcheverry.

’Nole’ no es aparenteme­nte ‘Nole’, pero ha caminado otras veces por terreno pantanoso ●

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