Cuarta final seguida para un Barça que anda sobre el alambre

El Barça ha empezado el 2024 contra las cuerdas. La situación en la Liga le obligaba ganar en Las Palmas pero, de no haber vencido en la última curva, nada era definitivo. Todavía quedaba toda la segunda vuelta del campeonato para dar alcance a Madrid y Girona o para zafarse del acoso de Athletic y Atleti que andan pisando los talones para los cuatro puestos Champions. Pero lo que vino después y seguirá está noche, son cuatro partidos de todo o nada. O ganar o quedar apeados de un título. Pasó en Barbastro (y se superó con sufrimiento innecesario), pasó ante Osasuna (y el presidente lo dio todo en la celebración), pasó ante el Madrid (y el descalabro estará en los libros de historia del club) y vuelve a pasar esta noche en Salamanca. Precisamente, por haber perdido la Supercopa y por el meneo de Vinicius y compañía, lo de esta noche ante Unionistas es la posibilidad de seguir vivos en las tres competiciones. Es más, significaría quedar a cuatro partidos de lograr el título más asequible de la temporada, el de la Copa del Rey. Pero, de nuevo, es un partido trampa, con un rival de dos categorías más abajo, que juega en su estadio y con un Barça que viaja con siete bajas obligadas. Hoy sí hay muy poco que ganar y muchísimo que perder. Porque una eliminación, sobre la que nadie quiere pensar, significaría dejar la parcela deportiva al mismo nivel que está ahora el club, económica, institucional y socialmente. Bajo cero. Suerte que hoy se estrenará Vitor Roque como goleador, tendremos nuevo ídolo y cortina de humo para ir tirando hasta superar esta cuesta de enero ●