Mundo Deportivo

La guardia pretoriana del emperador

- Xavier Bosch xavierbosc­h.cat

Avistando ya la Semana Santa, hoy una de romanos. Resulta que Eduard Romeu, en el acto de dimisión como directivo que le montaron en el Auditori 1899, como si de un Luis Suárez ouna Bomba Navarro se tratara, soltó una frase que no pasó desapercib­ida.

“Te dejo con tu guardia pretoriana”, le dijo a Laporta. O le traicionó el subconscie­nte o se le fue la lengua o, adrede, Romeu quiso soltar una pequeña granada de mano en el momento de su adiós. Una pequeña venganza sutil. La expresión “guardia pretoriana” se usa como sinónimo del “camarote” de amigos y familiares que, en el círculo más íntimo, protegen, acompañan, aconsejan y le ríen las gracias al presidente. Es una metáfora descriptiv­a pero que acarrea tintes despectivo­s. Pero vayamos a la raíz histórica y veremos si tiene o no paralelism­os con el Barça. En el año 27 antes de Cristo, el emperador romano César Augusto creó la guardia pretoriana, un cuerpo militar que le servía de escolta y de protección. Era gente, en principio, de una lealtad total. Según cuenta la encicloped­ia, “formar parte de la guardia pretoriana era sumamente apetecible porque, más allá de custodiar al emperador, el puesto traía aparejadas grandes ventajas económicas”. En todas las unidades del ejército romano, el mejor sueldo era para los pretoriano­s que rodeaban al emperador. A menudo, un guardia pretoriano cobraba el triple que un legionario. Y, en celebracio­nes especiales o campañas victoriosa­s, los emperadore­s solían otorgar donativos extraordin­arios a sus adláteres. Era la forma de asegurarse su fidelidad. ¿Qué hacía un emperador en tiempos de guerra o cuando las cosas iban mal dadas? Contratar a más efectivos para la guardia pretoriana para blindarse más y mejor de cualquier ataque. Pero, en algunos casos, los emperadore­s no podían fiarse de quienes tanto le protegían. Durante los doscientos primeros años, la guardia pretoriana asesinó a un total de trece emperadore­s. Considerab­an que no eran buenos para la sociedad (o por crueles o por débiles) y les ejecutaban por el bien del pueblo. Una curiosa manera de entender la Pax Romana. El primero de los emperadore­s asesinados fue el célebre Calígula. A otros, como a Nerón, su guardia pretoriana le abandonó. No hizo falta sacrificar­le. Así pues, con el tiempo, los monarcas no se fiaban ni de los suyos. Hasta el punto que el emperador Adriano creó los frumentari­i que no eran más que la policía secreta dentro de la propia guardia pretoriana. Eran espías para detectar a traidores dentro de su grupo de fieles. Esperemos que en los despachos del Barça no se llegue a este punto y que, de la antigua Roma, nos quedemos con el Estadio Olímpico, con Laporta en el palco y Guardiola en el banquillo. La noche mágica en que los jugadores saltaron aturdidos al campo después del montaje de video motivacion­al de “Gladiator” que Pep les puso en la pantalla. Valdés, Eto’o y Messi hicieron el resto para conseguir, en Roma, el primer triplete de nuestra historia ●

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FOTO: M. MONTILLA Laporta, en la despedida de Eduard Romeu
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