REY POGACAR
→ El ciclista esloveno sentenció la Volta a Catalunya con un nuevo recital en una jornada para enmarcar → Mikel Landa asegura el 2º lugar y Egan Bernal asalta el podio (3º) a la espera de la etapa de hoy en Montjuïc
→ Sin palabras. Tadej Pogacar (25 años) firmó ayer otra jornada de gloria en la sexta etapa de la 103ª Volta Ciclista a Catalunya, una etapa que quedará para la historia de la carrera decana ciclista por etapas del ciclismo español por su dureza y por el espectáculo que deparó. Era mucha la expectación que había generado este penúltimo acto de la Volta y su puesta en escena estuvo a la altura, por la dureza de su recorrido, por el descubrimiento para la mayoría de los aficionados del muro del Coll del Pradell y por recuperar una ascensión mítica en el ciclismo catalán como es la del Santuari de Queralt. y ante un planteamiento de cine el mejor de los actores no podía faltar a la cita, y en la Volta no hay duda de que el rol de estrella es para Tadej Pogacar. ‘Pogi’ había manifestado en la previa que tenía ganas de que llegara la batalla de ayer, de 154,7 kilómetros entre Berga y Queralt, con más de 4.000 metros de desnivel y cinco puertos en su recorrido, los dos últimos de primera categoría –Collada de Sant Isidre y Queralt– tras dejar atrás el muro del Coll de Pradell, de categoría especial y con rampas de hasta el 24%.
Precisamente la etapa empezaba a romperse en las pendientes más duras de esta larga ascensión, de 14,6 kilómetros, en las que costaba incluso mantener la verticalidad a pie. A la altura de Vallcebre el equipo Visma marcaba un ritmo más duro siguiendo las directrices de Sepp Kuss, pero al final el estadounidense no estaría a la altura y acabaría naufragando. Sobre un asfalto rugoso en el que costaba avanzar lo que no está escrito la escuadra del líder Pogacar, UAE Team Emirates, controlaba la situación, con Movistar Team trabajando bien y un Mikel Landa soberbio.
Dada la dureza de Pradell el grupo de los favoritos se rompería en mil pedazos, en parte gracias al gran trabajo de Marc Soler para Pogacar, hasta el instante en el que el propio Tadej quiso asumir el mando de la carrera. “Es increíble cómo suben” decían algunos aficionados sorprendidos por el ritmo de ascensión a los márgenes de la carretera. En cabeza sólo quedaban doce ciclistas y estos se lanzaron a tumba abierta tras coronar Pradell, camino de Saldes
y de la penúltima subida del día, Collada de Sant Isidre, en la que se iba a decidir la etapa y la Volta.
Pogacar sacude el avispero
A 29 km de meta y cuando faltaban 2,9 kilómetros de ascensión a Sant Isidre, Pogacar pasó a la acción de verdad. Lanzó dos ataques. Landa trató de seguirle, pero en el segundo el alavés decidió levantar el pie antes de morir en el intento. El líder del Soudal coronó unos 20 segundos después de que lo hiciera un Pogacar que dio una lección de cómo hay que bajar, en un descenso que se las traía, bien señalizado, pero peligroso. El corredor de Klanec iba a lo suyo y cuando ya la carretera se calmó Landa levantó el pie y esperó a Bernal, que luchaba por entrar en el podio final de la Volta. Tras ellos, Enric Mas, en tierra de nadie, se dejó la piel pero no logró enlazar con Landa y Bernal.
Pogacar se dio un baño de masas en la ascensión final de Queralt –6 kilómetros de subida a una pendiente media del 7,3% y rampas de hasta el 14%– celebrando una nueva victoria y dedicándola a la afición. Ni el ‘tapón’ de una de las motos que abría la carrera consiguió deslucir la subida de ‘Pogi’, al contrario, le dio más épica para comprobar que Pogacar subía más rápido que una moto. El rey de la Volta, como no podía ser de otra forma, triunfó en la etapa reina, a la espera de lo que suceda hoy en la jornada final en Barcelona, con el desenlace mágico y las seis ascensiones al castillo de Montjuïc. Una etapa dura, a la altura de lo visto hasta ahora, y traicionera que servirá para poner el broche de oro a una gran Volta ●