Roger Barnils: tres goles que valen nueve puntos
→ En el último partido, el central del Olot volvió a marcar
→ El central Roger Barnils es, sin lugar a dudas, en un jugador determinante en el Olot. El zaguero, que ha jugado 26 partidos esta temporada, todos ellos como titular, ha anotado tres goles en lo que va de liga y todos ellos han valido tres puntos. Marcó ante la FEG (0-1), frente al San Cristóbal (1-0) y esta última jornada contra el equipo revelación, el Vilassar Mar (1-0). Tres tantos que han significado 9 puntos y que han ayudado a aupar al Olot al liderato, desde donde cada vez ve más cerca el ascenso directo a Segunda Federación, pues el segundo, L’hospitalet, está ahora a diez puntos.
“Aunque sea defensa, cuando estoy en el Olot siempre marco”, explica Barnils, quien quiere poner en valor la temporada del equipo: “Sabemos que ya hay mucho trabajo hecho, aunque hay que ser también conscientes de que aún quedan ocho partidos. Tenemos una amplia distancia respecto al segundo, que nos la hemos ganado, y hay que vatemporada lorar la temporada que estamos haciendo, en la que solo hemos perdido dos encuentros”.
Quiere celebrar otro ascenso
“Si subimos este año, sería mi tercer ascenso de categoría, pues ya conseguí subir a Segunda División A con el Llagostera y el Sevilla Atlético”. Pero este sin duda sería más que especial para el defensa pues “el Olot es mi casa. Es donde más he estado, donde más me he divertido y he disfrutado con el fútbol”. Y es que esta es la segunda etapa de Barnils en el club. Estuvo tres temporadas y media con Raúl Garrido como entrenador aunque “en la segunda campaña me rompí los cruzados y estuve un año parado”. Luego se fue con el míster al Ibiza IP y, tras jugar el año pasado por el Badalona Futur, “esta decidí volver a la que es mi casa. Ya tenía muchas ganas”.
Herencia futbolera
Roger Barnils, que cumplirá 30 años en mayo, es hijo del mítico delantero Toni Barnils, que consolidó prácticamente toda su carrera en el Manlleu, equipo en el que también jugó Roger, pues allí terminó su formación y jugó en el primer equipo, aún en edad juvenil. “Mi padre era muy bueno”, explica. “Recuerdo una vez que yo era un crío, 14-15 años, y nos pusimos a jugar contra él en un torneo de verano. Yo de central, él de delantero. Era el típico punta que no quieres que te encare, porque te deja retratado. Me acuerdo que con mis compañeros comentábamos ‘este abuelo va a llegar y nos va a marcar’” ●