Mundo Deportivo

Nuevo recital de Van der Poel en la París-roubaix

→ El neerlandés revalidó la victoria del año pasado tras un segundo ataque demoledor a 60 km de meta

- Celes Piedrabuen­a

→ Una fuerza bruta de la naturaleza andaba suelta por el bosque de Arenberg y tal era su ferocidad y habilidad que nadie pudo echarle el lazo. El neerlandés Mathieu Van der Poel (29 años) era el máximo favorito a la victoria final en la 121ª Parísrouba­ix, y el nieto de Raymond Poulidor cumplió con las expectativ­as que había depositada­s en él, en una edición de la reina de las clásicas más dura, de 259,7 kilómetros y con más kilómetros de adoquín, 55.

La nómina de corredores inscritos era de lujo, a excepción de Van Aert, que sigue recuperánd­ose de la grave caída que sufrió en Flandes. Tras unos cien primeros kilómetros de calentamie­nto antes de que llegara el pavé, Van der Poel y su equipo, Alpecin, pasaron a la acción, demostrand­o, como hicieron en la etapa final de la Itzulia Juan Ayuso y el UAE, que el ciclismo es un deporte que se corre de forma individual, pero en equipo. En el bosque de Arenberg, sobre su pavé mítico y bajo la mirada misteriosa de los árboles,

LAS FRASES Van der Poel

“Nunca soñé con algo así cuando era niño, y ahora no tengo palabras para explicarlo”

“Mi ventaja me permitió disfrutarl­o más que en Flandes, donde estuve realmente al límite, pero hoy me sentí increíble”

Van der Poel lanzó su primer ataque, en el que obligó a sus perseguido­res a esforzarse de lo lindo para que el neerlandés no se fuera ya, especialme­nte al danés Pedersen. Mathieu tensó la cuerda, y algunos de sus rivales acusarían después el esfuerzo, y eso que lució el sol y no hubo barro.

Van der Poel esperó de forma sigilosa 30 kilómetros más, hasta que a 60 de meta, lanzó un segundo ataque demoledor. Desde este latigazo la diferencia no dejó de aumentar. A 51 kilómetros de meta la distancia era de 34 segundos, que pasó a ser de 2’09” a 27 km y de tres minutos a 15 kilómetros de meta. Había dos velocidade­s en cabeza de carrera. Primero, Van der Poel iba desatado y por detrás, Küng, Politt, Pedersen y Philipsen iban más centrados en guardar fuerzas para asegurarse las dos plazas restantes del podio.

Los últimos kilómetros fueron un paseo triunfal de Van der Poel, que entró en un Vélodrome André-pétrieux recibido como un héroe, revalidand­o la victoria del año pasado y como Lopecky en mujeres con el maillot de campeón del mundo. No está mal, cuatro ediciones disputadas, un podio (3º en 2021) y dos victorias (2023, 2024), y la última a ritmo de récord. El de Kapellen invirtió 5h26’01”, a una velocidad media de 47,8 km/hora, la victoria más rápida de la historia en el ‘Infierno del Norte’, más de 1 km/h que en su victoria previa. Segundo, como en 2023, fue su compañero en el Alpecin Jasper Philipsen y 3º Mads Pedersen.

Sexto Monumento Ciclista para Van der Poel –ya figura en el top10 de ciclistas con más triunfos monumental­es– en una temporada en la que sólo ha competido cinco días en carretera y en la que ha ganado la E3 Saxo Classic, Flandes y París-roubaix. Próxima cita, la Amstel Gold Race el día 14, en la que no estará Tadej Pogacar, ganador en 2023 ●

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FOTO: EFE Mathieu Van der Poel se dio un baño de masas en el Vélodrome André-pétrieux, sede final de la París-roubaix desde 1943

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