Mundo Deportivo

Sin salvocondu­ctos

- Albert Montagut

Después de la lastimosa eliminació­n ante el PSG en Champions y pase lo que pase el domingo en el Bernabéu, Joan Laporta se queda sin salvocondu­ctos. El presidente vuelve a estar en el centro del escenario. La pelota no tapará sus defectos y deberá demostrar más que nunca que su gestión es eficaz y transparen­te.

A nivel deportivo, todos los barcelonis­tas hubieran firmado hace cinco meses alcanzar los cuartos de final de Champions, ganar en París y quedar segundos en la Liga. Es lo que ha pasado, pero una vez más la euforia, que no el realismo, se desbocó, e incluso el defenestra­do Xavi volvió a erigirse por decisión popular y mediática en el hombre elegido. Nada más lejos de la realidad.

El club está en obras en todos los sentidos, también desde el punto de vista psicológic­o. La euforia desatada tras la victoria de París fue exagerada y aumentada de tono por una directiva y un presidente que necesitaba­n ese pase a semifinale­s para poder respirar tranquilos.

Efectivame­nte, la derrota de Montjuïc deja a Laporta una vez más en aquel punto en el que no se siente cómodo, donde los socios le exigen y sus adversario­s le persiguen con lupa.

De haber ganado al PSG ,las semifinale­s hubieran sido para el presidente del FC Barcelona un salvocondu­cto, un permiso para seguir tirando de la cuerda. Pero no. La derrota pone de manifiesto deficienci­as, errática gestión y hace crecer la pesadilla de las obras del Camp Nou, el Barça se adentra en un calendario que se aconseja largo, pesado y penoso.

Y Xavi. Merece un tirón de orejas. La derrota fue muy dura, es entendible, pero su expulsión, su patada al anuncio de la Champions es toda una declaració­n. No puede dirigir al Barcelona en tanto en cuanto no se controle. Su manejo del partido ante el PSG no fue tácticamen­te correcto. Le ganaron la mano. Todo lo contrario de Carlo Ancelotti en Manchester. En cuestión de minutos, toda la euforia sobre si Xavi debería continuar se desvaneció. Creo que sería bueno para todos que se tomara un respiro y empezara otro proyecto.

El Barça se ha hecho antipático en el contexto europeo. El martes los aficionado­s volvieron a pitar el himno de la Champions y en la UEFA deben pensar en todo menos en el Barça. ¿Cuánto durara esta situación…? ¿Toda la vida? El domingo los blancos, después de su gran actuación en Manchester, aparecen como favoritos del Clásico, pero este Barça juvenil tiene recursos para dar un susto, aunque el Real Madrid no tiene nada que perder.

El Barça de Yamal, Pedri y Cubarsí debería jugar tranquilo en el templo de los blancos. Si consigue una plaza para la Champions, un logro que se supone alcanzará sin problemas, la temporada se cerrará con mal sabor de boca, pero mucho mejor de lo que se antojaba en enero.

Pero la pregunta sigue siendo la misma, ¿es Laporta capaz de dar sosiego al Barça? Esa es la pregunta del momento. Su carácter y la forma en que dirige el club determina en cierta manera las urgencias, los cambios de humor, estas euforias e ilusiones momentánea­s de la afición. El problema del Barça no es deportivo, es financiero, social y psicológic­o. El Barça debe recuperar el aliento y el equilibrio. Lo antes posible. Ese es el reto ahora. Los goles vendrán si antes se soluciona este problema ●

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