Mundo Deportivo

La Liga se especializ­a en los penaltis extraordin­arios

→ Budimir y Gerard Moreno, protagonis­tas a su pesar

- José Luis Artús

→ Si complicado es ver una jugada como la que protagoniz­ó Ante Budimir en el alargue del partido de este pasado lunes en el encuentro que enfrentó a su equipo, Osasuna, al Valencia en El Sadar, tampoco es habitual lo que sucedió en San Mamés con Gerard Moreno y el Villarreal.

Las dos tienen en común que se produjeron en sendos lanzamient­os desde el punto de penalti. Y ambos acabaron por no subir al marcador.

En Pamplona, Budimir se disponía a intentar empatar para su equipo en el minuto 97 cuando se hizo un lío al acercarse al balón y acabó entregándo­selo mansamente al guardameta del Valencia, Giorgi Mamardashv­ili.

Más tarde, su entrenador, Jagoba Arrasate, explicó primero que el croata había estado jugando con un golpe en las costillas. Más tarde, se confirmó que tenía tres rotas e incluso tuvo que ser hospitaliz­ado.

Si en El Sadar el lanzamient­o de la pena máxima fue esperpénti­co, lo de San Mamés dejó a todo el mundo perplejo. Corría el minuto 10 de partido cuando Cuadra Fernández señaló penalti de Beñat sobre Álex Baena a instancias del VAR.

Gerard Moreno ejecutó el lanzamient­o, pero lo ajustó tanto que el balón pegó en el palo y volvió hacia su posición. Quizás por instinto, el delantero volvió rematar acertando esta vez con el gol. Sin embargo, la acción fue anulada.

¿Y por qué se invalidó? La regla en los penaltis es clara. El lanzador no puede tocar dos veces seguidas el balón a no ser que el rechace venga de otro jugador, como por ejemplo el portero. Al no ser el poste futbolista, Gerard no podía volver a rematar. Sí hubiera podido hacerlo su compañero Santi Comesaña, que venía por detrás, pero Moreno se lo impidió ●

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FOTO: EFE Budimir, en su extraña ejecución

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