Mundo Deportivo

“yo era Un TOCHO sin armas, pero el TRABAJO era Una droga para mí”

ENTREVISTA MD / PEPE HIGUERAS, histórico jugador y entrenador español

- Ángel Rigueira / Lluís Carles Pérez

→ Pepe Higueras, de 71 años, es un histórico jugador y entrenador español que llegó al nº 6 mundial, ganó 16 títulos y fue dos veces semifinali­sta de Roland Garros (1982, 1983). De origen humilde, Pepe empezó en el tenis a los 9 años como recogepelo­tas en el RCT Barcelona y, con el trabajo a destajo por bandera, se incrustó en la élite de su deporte a pesar de que, como él mismo confiesa, “era un tocho”. Si destacada fue su etapa como tenista, aún brilló más como entrenador de grandes figuras como Pete Sampras, Michael Chang, Jim Courier o Roger Federer, todos ellos números 1. En Estados Unidos, donde vive y es una institució­n, sobre todo por sus ocho años como responsabl­e técnico de la federación, le dieron el año pasado el Premio Tim Gullikson por su carrera como técnico. Afincado en Estados Unidos. Llevo 40 años, llevo más años allí que aquí, pero digo casa cuando estoy en España. Hacía 20 años que no venía al Godó. A mí me gustan mucho los caballos, es la pasión que tengo desde que me retiré y el Godó coincide por fechas con una cabalgata que tenemos allí con más de 800 caballos. Este año la han retrasado dos semanas y me vine para aquí. ¿Qué recuerdos tiene de este club? Yo estoy aquí en mi casa, aquí empecé a trabajar de recogepelo­tas con 9 años. Yo nací en Diezma, un pueblecito de

Granada, y tenía 6 años cuando nos vinimos a Barcelona a buscar mejor vida. Veníamos de una casa sin agua ni electricid­ad. Viendo una película mía desde que nací hasta ahora, por dónde he ido y la gente que he conocido, es una riqueza importante para mí. Los valores los tienes más equilibrad­os. ¿Quién era Higueras como tenista? Un tío con muy poco talento, no se me daba fácil, pero, eso sí, jugaba siete días por semana y ocho horas cada día. Mi teoría era: yo no tengo talento, pero si entreno ocho horas y los otros cuatro, a lo mejor con el tiempo los atrapo.

¿Con qué tenista del siglo XXI se identifica­ría?

Era mucho peor que él como jugador, pero con David Ferrer, gente que es peleona a todo lo que da. David tuvo la mala suerte de que se encontró a Rafa, Djokovic y Federer. Si no, yo creo que hubiese ganado algún Grand Slam porque era un jugadorazo con mucho más talento que el que tenía yo. Yo fui un jugador consistent­e, pero más que nada por lo que hacía a fuerza de trabajo, no me salía nada gratis.

¿A quién elegiría en el ‘Big Three’ de su época?

Yo soy un poco romántico y, para mí, John Mcenroe es uno de los tres mejores jugadores que he visto en mi vida, como yo percibo el tenis. Hacía cosas que no hacía nadie con un ‘timing’ increíble, con antelación todo el tiempo. Borg tenía un estilo totalmente distinto y el mérito de ser grande lo tiene igualmente, pero para mis ojos Mcenroe quizás era el mejor de todos. Me gustaba también Connors y, de los nuestros, Manolo Orantes era un jugadorazo. Yo recogí para Santana un montón de veces pelotas en la Copa Davis y el Godó. No le conocía tanto, pero por lo que he visto era un fenómeno.

¿Y qué significó para ese chiquillo de Granada medirse a esas leyendas?

Yo soy quien soy. De alguna forma era consciente de que realmente no tenía el talento para competir con ellos. Si fuese solamente a base de trabajo todo el mundo ganaría Wimbledon o Roland Garros, pero hay que tener otras cosas. Yo sabía que algunas cosas de esas a mí no me daban, pero eso no me quitaba ni la fuerza ni la ni la idea de llegar a ser el mejor jugador que yo podía ser, que creo que lo fui y era realmente lo único que importaba. Entonces para usted no fue ninguna frustració­n no ganar un Grand Slam. Absolutame­nte no, ninguna. Yo era un tocho. Yo no tenía esas cualidades tan altas, pero fui un buen jugador.

Hizo dos finales de Roland Garros, llegó al nº 6 y ganó 16 títulos.

Gané a casi toda la gente que jugaba bien. Yo tengo una regla desde que me puse a entrenar: nunca digo que alguien no va a llegar porque no sabes lo que tiene dentro. Si alguien está dispuesto a hacer lo que sea, no puedes descontarl­o. Dice que era un tocho, ¿lo sufría?

Sí, lo sufría. Yo llegué a cuartos varias veces en el Godó, pero yo nunca jugué bien aquí, sentía que quizás las expectativ­as eran muy altas, quería hacer un poco más y yo tampoco era un tío muy increíble jugando, sino bastante aburrido. Jugué contra Borg varias veces y eso tampoco me ayudó mucho. Nunca tuve esa paz interior para jugar bien en Barcelona, como hacía en otros sitios. ¿Cuándo se fue a Estados Unidos? Tenía 27 años ya. En 1978 y 1979 me puse entre los 10 primeros, pero cogí hepatitis y tuve problemas bastante importante­s con la prensa, en aquella época era difícil. Era un ensañamien­to. Llegaba a casa y mi madre estaba llorando. A finales de 1981 iba a dejar de jugar porque no me daba el cuerpo, pero el médico me dijo que podía hacer lo que quisiera. Hice la pretempora­da en el primer torneo en Europa llegué a la final y vi que estaba bien. Me perdí el nacimiento de mi hijo, que mi mujer todavía me lo recuerda. Me llamaron para jugar Copa Davis otra vez, pero dije que yo quería a España muchísimo, pero que mi época ahí ya había pasado, más que nada por todo el follón que había y por mi madre. En Estados Unidos la gente era más positiva, eso me ayudó muchísimo, entonces me recuperé y fue cuando jugué mejor en París.

¿No se ha planteado nunca volver a España?

La única forma que volvería a España es si me dijesen que no puedo volver. Entonces yo me moriría aquí, pero como sé que puedo volver cuando me apetezca, tengo esa paz.

¿Se ha sido injusto con usted en España?

Yo no lo llamaría injusto. Hasta que tenía 25 o 26 años yo me peleaba con todo el mundo, un poco por cómo había crecido. Yo empecé a trabajar aquí muy jovencito, Jordi Cambra es uno de mis

mejores amigos, pero no todos eran Jordi Cambra. En aquella época de Franco, te hacían saber que había barreras sociales. Por eso creo que tuve algunos problemas y, cuando me sentí con un poco de fuerza, al que me miraba de alguna forma yo le enviaba a tomar viento. Mi cabeza siempre estaba en conflicto, me costaba dormir y llegó un día que pensé: ‘Hay dos opciones, o eres un miserable hasta que te mueras o entiendes realmente el proceso que has vivido’. Desde entonces, soy el tío más tranquilo y feliz del mundo.

Usted es un histórico del tenis, como jugador y entrenador.

A todo el mundo le gusta una perita en dulce. A mí me habría gustado que quizás me hubiesen reconocido un poco más, pero por no por salir en el periódico más o lo que fuese, sino más que nada por la gente que quiere el tenis. Yo quiero el tenis un montón. No guardo ningún rencor en absoluto.

¿Sigue en la Federación Estadounid­ense con algún rol?

Lo dejé hace dos años, hace años que no hago nada. Podría seguir trabajando totalmente, pero tengo nietos y se me ha acabado hacer las cosas al 100%. Yo, si hago algo, lo hago desde que me levanto hasta que me acuesto y ahora las prioridade­s son diferentes.

Como entrenador, su lista de jugadores es espectacul­ar: Sampras, Courier, Chang, Federer, Moyà...

El padre de Chang contactó conmigo en noviembre de 1988. Nunca había jugado en tierra y ganó al año siguiente en Roland Garros con 17 años. Chang era un chavalillo, pero un competidor de cojones. Al año siguiente, la federación americana empezó un programa de desarrollo y me dijeron que si quería participar. Les dije que sí, pero no a tiempo completo porque la federación es un desastre por la política que hay. Yo siempre trabajaba de forma independie­nte. Yo decía: ‘Me dais dos jugadores y, si en un año o dos años no mejoran, me mandáis a la calle sin ningún problema’. Los dos primeros que tuve fueron Chang y Sampras.

Normal que le quisieran.

Chang era muy listo jugando. Le dije que, si trabajaba fuerte, en dos o tres años podía hacer un buen papel en

París. Me miró y me dijo: ‘¿Y por qué no este año?’ ¡Qué tío más chulo! Pues va y ganó. Como entrenador, tienes que tener suerte de que te llegue el talento. Para mí, el buen entrenador es el que saca lo mejor del jugador, el que saca el talento cinco al jugador de talento cinco.

Usted que ha visto tanto talento desde tan cerca, ¿con cuál se queda?

Si lo miras de una forma purista como yo, a Federer es difícil sacarle de ahí, no sólo jugaba al tenis desde la red hasta el fondo, sino que lo hacía con una elegancia tremenda. ¿Pero cómo voy a dejar a Rafa segundo, que ha sido mejor jugador cada año? Depende un poco de cómo lo mires. ¿Y cómo vas a sacar a Djokovic? Lo mismo que Rafa. Si me preguntas que tienes que pagar una entrada, me quedaría con Roger y Rafa.

¿Por qué dejó a Federer?

La Federación Estadounid­ense era un desastre y me persiguier­on para crear una estructura con tiempo, ocho años. Yo les decía que no, pero me insistiero­n, al final soy un poco romántico y pensé que podría ayudar a muchísima más gente. Federer ganó el US Open en 2008 y yo le dejé al día siguiente. He hecho dos cagadas en mi vida, aunque esta fue una semicagada justificad­a porque hicimos realmente un trabajo muy bueno en Estados Unidos y no me arrepiento. La otra fue con Carlos Moyà. Me supo fatal. Con el 99% de jugadores con los que he trabajado he parado yo la relación.

¿Qué le parece Carlos Alcaraz?

Un fenómeno, pagaría también por verle jugar. A Carlos sólo le conozco decirle hola, pero después de Rafa debe ser difícil, porque lo que ha hecho Carlos con 20 años ya es un carrerón para cualquier jugador en cualquier país. Ganar un Grand Slam es dificilísi­mo, dos el doble y 22 es increíble. Yo no sé si a él le influye o no, pero como humanos, no me extrañaría que le influyese aunque sea un 0,01%. Me encanta cómo juega.

¿Qué le hubiera gustado hacer en el tenis y no ha hecho?

He hecho casi todo, quizá no todo tan bien como me hubiese gustado, pero lo he probado todo. El menú ha sido interesant­e. El programa de desarrollo es el trabajo más difícil que he tenido. Ocho años de jefe, viajé más de un millón de millas (1,6 millones de kilómetros, más de 25 vueltas a la Tierra). Teníamos 24 entrenador­es y un país grandísimo, entrenamos a 45.000 niños. Si hacía algo, lo hacía al 100%, no existía el 99%.

¿Por qué nunca ha sido capitán español de Copa Davis?

Hace muchos me preguntaro­n si estaría interesado y les dije que no. La razón es que, desgraciad­a o afortunada­mente, yo no soy muy político y en aquella ocasión pensaba que las circunstan­cias no eran las adecuadas, pero por ningún otro motivo. No puedes cambiar donde has nacido, yo nací aquí y me siento más español que el primero, pero Estados Unidos me ha acogido, lo quiero un montón y cojo todo lo bueno que puedo coger de allí y de aquí.

¿Qué ha sido, mejor jugador o mejor entrenador?

He sido mejor entrenador porque he tenido mejores jugadores. Y he sido peor jugador porque no tenía talento para ser mejor. Si hubiese tenido talento para ser mejor, habría ganado muchísimo más porque para mí el trabajo era una droga. Llegué donde llegué con lo que tenía. Yo he tenido siempre una regla cuando jugaba y cuando entrenaba, me hacía siempre la misma pregunta antes de dormir: ‘¿Estás orgulloso de ti hoy o no?’

Jim Courier tampoco parecía muy talentoso a primera vista, pero fue nº 1 y ganó cuatro Grand Slams.

No, pero él tenía armas, yo no tenía nada. Él tenía una pistola, sacaba muy bien y tenía un derechón de mucho cuidado. Era un competidor tremendo, el tío sacó el 100% de lo que podía. Muy buena gente, estuve con él nueve años. Él era la prioridad, pero siempre trabajando con más gente, no las 24 horas con él. Normalment­e, yo no he trabajado nunca con un solo jugador. Teniendo a dos o tres jugadores los entrenamie­ntos eran mucho mejores ●

LAS FRASES

Pepe Higueras “Yo era un tío con muy poco talento, pero fui el mejor jugador que yo podía ser. Si hago algo, lo hago al 100%, no existe el 99%. Antes de dormir siempre me hacía la misma pregunta: ‘¿Estás orgulloso de ti hoy o no’”

“He sido mejor entrenador porque he tenido mejores jugadores. Y he sido peor jugador porque no tenía talento para ser mejor”

“Mcenroe es uno de los tres mejores jugadores que he visto en mi vida. ¿El mejor talento? De forma purista es Federer, pero ¿cómo voy a dejar a Nadal segundo? Si tengo que pagar una entrada, me quedaría con Roger y Rafa”

“Carlos Alcaraz es un fenómeno, me encanta cómo juega”

 ?? ??
 ?? ??
 ?? FOTO: PERE PUNTÍ ?? Pepe Higueras, de 71 años, en las instalacio­nes del RCT Barcelona. El exjugador y entrenador hacía 20 años que no venía al Trofeo Godó
FOTO: PERE PUNTÍ Pepe Higueras, de 71 años, en las instalacio­nes del RCT Barcelona. El exjugador y entrenador hacía 20 años que no venía al Trofeo Godó

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain