Mundo Deportivo

Alcaraz reaparece con una exhibición portentosa

→ El bicampeón del Mutua Madrid Open arrasó en su vuelta tras un mes apartado por la lesión en el antebrazo

- Ángel Rigueira

→ Simplement­e, maravillos­o. El regreso a la competició­n de Carlos Alcaraz resultó espectacul­ar, muy meritorio porque debía despejar las incógnitas de cómo rendiría exactament­e después de 28 días sin jugar, de haberse perdido Montecarlo y el Godó por una lesión muscular en el antebrazo derecho.

Lloró cuando debió darse de baja en Barcelona. No entendía que la resonancia magnética no revelase una lesión acorde con el intenso dolor que sentía cuando probaba con la derecha. Era cuestión de tiempo, de mimarlo unos días más.

Se protegió la zona con una bracera compresiva, pero salió al Estadio Manolo Santana de la Caja Mágica como si no hubiera habido dolencia alguna días atrás. “Cero dolor”, había avisado su técnico

Carlos Alcaraz

“Hasta el jueves no decidí si podía jugar, ha sido un mes muy duro, de mucha incertidum­bre”

“No he sentido nada, aunque ronda en mi cabeza, si me viene o si lo voy a notar o no”

“Ahora mismo lo principal es no notarme el antebrazo; a la mínima que note algo es difícil que pueda seguir”

Juan Carlos Ferrero, que solicitaba prudencia porque era un período importante fuera del circuito.

Alcaraz sorprendió segurament­e a su entrenador y también a sí mismo, ya que su regreso fue un recital enorme de confianza y recursos infinitos de tenis. Volviendo a lo campeón, como lo ha sido en las dos ediciones anteriores del Mutua Madrid Open.

Soberbio en el planteamie­nto y su ejecución, Alcaraz, 20 años y nº 3 mundial, destrozó al nº 59, el ruso nacionaliz­ado kazajo Alexander Shevchenko, 6-2 y 6-1 en una hora y ocho minutos. La vigésima segunda victoria consecutiv­a del tenista de El Palmar juntando Madrid (12-0) y Godó (10-0). Y sin desgaste, que su brazo derecho agradecerá para lo que viene.

Una inyección de adrenalina al murciano, aunque demuestra una vez más que no precisa mucho estímulo para activarse. Lo tiene de fábrica. Hizo además de todo, desde sus famosas dejadas a un saque y red con bote pronto que firmaría John Mcenroe, el especialis­ta en la materia. Y se adornó con el revés, que sí pudo entrenar cuando estuvo de baja.

Alcaraz, desatado. Contempori­zó con la derecha al principio, por aquello de no arriesgar por la reciente lesión, pero se liberó un tanto según se iba gustando, comproband­o que la espera había valido la pena. Ilusionó, aunque también sabe que tendrá rivales más fieros que un Shevchenko que no hizo ningún golpe ganador en el set inicial, que sufrió un martirio.

Mañana, tercera ronda en otro encuentro inédito en ATP Tour, contra el brasileño Thiago Seyboth Wild, 24 años y nº 63, verdugo del italiano Lorenzo Musetti, ya su víctima en la final del US Open júnior de 2018. Un excelente tenista desde joven, un tanto disperso. Va a días, según amanezca. En el último Roland Garros le amargó la vida a Daniil Medvedev.

“Ha sido un mes bastante duro, de incertidum­bre. Vine con muchas dudas, no sabía si iba a poder jugar, lo prioritari­o era ver cómo me encontraba en un partido exigente, y las sensacione­s han sido muy buenas. He jugado a un nivel muy bueno, a pesar de venir sin ritmo”, señaló Alcaraz en pista.

Sobre la protección en el brazo, “Mi fisioterap­euta me dice que me la ponga y me la pongo. No he sentido nada aunque ronda en mi cabeza si lo voy a notar o no” ●

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FOTO: GETTY Carlos Alcaraz, de vuelta al circuito tras la lesión en el antebrazo derecho. Lució la protección que lleva desde hace días, pero se sintió bien, demostránd­olo con un buen tenis frente a Alexander Shevchenko
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