Aitana quiere otro Balón de Oro
→ Se exhibió en Stamford Bridge y ya prepara sus mejores galas para Bilbao
→ Aitana Bonmatí lleva meses paseando con orgullo el Balón de Oro que ganó el pasado mes de octubre en París gracias a una temporada 2022-23 histórica en lo colectivo y brillante en lo individual. Posiblemente los focos del éxito, el aluvión de peticiones periodísticas, comerciales y de diferente índole le hayan obligado a emplearse con mayor ahínco en poder centrarse únicamente en el fútbol, uno de los lemas de vida que la caracterizan. Su condición de humana le ha hecho por momentos no poder desplegar esos quilates del año pasado, desgastada también por un calendario
Fue elegida MVP tras liderar al equipo, marcar un gol y provocar el penalti decisivo
mortal y un verano plagado de exigencia y emociones. Pero aún así, la mejor jugadora del mundo sabía que iba a llegar un momento de la temporada en el que debería volver a echarse al equipo a la espalda y ejercer de líder en lo futbolístico y en lo anímico, para ejercer de altavoz fuera del campo y de referente sobre el verde. Y así ocurrió. Aitana tomó la palabra en la previa para dejar claro que no se iban a dejar nada en el tintero. Para recordar que lo habían conseguido antes, citando la pasada final de la Champions, y para repetir una y otra vez que confiaba en sus compañeras.
Superada la teoría en rueda de prensa tocaba llevarlo a la práctica. A la catalana no le asustaron las 39.398 almas que animaban al equipo local –algunas menos si se le restan los infalibles aficionados culés que acompañaron al equipo a Londres– y pidió el balón desde el primer minuto. La mimó, la cuidó, la distribuyó como le gusta. Y no contenta con ello asumió un rol que no le corresponde de forma directa. El de marcar. Lo hizo pronto además. Consciente de que cada minuto que transcurriera con el 0-0 los nervios podrían ir apareciendo. A las primeras de cambio, cuando corría el minuto 25 de partido, la controló en la frontal del área, se la acomodó y disparó fuerte y cruzado al palo largo de Hampton. Es cierto que Buchanan la desvió ligeramente pero todos los goles cuentan, y este más. Siguió con su control total y en el segundo tiempo, cuando de nuevo podían aparecer algunos fantasmas ya que el resultado todavía era corto teniendo en cuenta el objetivo, apareció de nuevo. Entrada en el área desde la segunda línea y al suelo. Penalti.
Hasta en el descuento convirtió unos inoportunos calambres en una interrupción que fue aire puro para su equipo.
Como no podía ser de otra forma, el MVP del partido fue para ella, uno más, y tras exhibir una nueva actuación de lujo prepara ya sus mejores galas para el próximo 25 de mayo en Bilbao, donde espera amarrar su segundo Balón de Oro ●