Mundo Deportivo

Usyk hace historia y es el nuevo rey pesado nd

→ El ucraniano derrota a Fury por decisión dividida en un igualado combate

- Luis Rodríguez

→ Oleksandr Usyk es ahora histórico. El ucraniano venció por decisión dividida a Tyson Fury la madrugada del sábado al domingo en Riad y es el primer campeón indiscutid­o de peso pesado del siglo XXI. Desde la proeza de Lennox Lewis en 1999, la división mayor del pugilismo carecía de un monarca con dicho distintivo. Ahora, en la nueva era de los cuatro cinturones, el púgil de Simferópol escribió su rúbrica en el libro histórico de las más grandes proezas del boxeo internacio­nal.

La pelea, de un calibre nunca antes visto en el presente siglo, mantuvo a todo el tendido con los ojos fijos en el tapiz del cuadriláte­ro. La incomodida­d de Fury en los primeros compases de la contienda resaltó sobre la actividad que propuso el rival. Usyk continuó con el plan trazado: presión y golpeo al cuerpo. Sin embargo, el inglés comenzó a lanzar largas combinacio­nes que convertían la tarea en algo más complicado. El ucraniano confió en la fórmula ganadora y comenzó el segundo y el tercer asalto con el imparable castigo hacia la zona hepática de Fury. Sin embargo, el inglés logró descifrar la hoja de ruta de su rival y el Rey Gitano pudo finalizar los tres primeros episodios en mejor condición física.

La pelea llegó a un ecuador en tierra de nadie. Máxima igualdad ante

LAS FRASES Tyson Fury

“Creo que él ganó algunos asaltos, pero yo gané la mayoría. Su país está en guerra, y la gente se pone de parte del país en guerra”

“Volveré. Tengo una cláusula de revancha. No voy a sentarme a llorar y a poner excusas. Volveremos a pelear en octubre”

el resurgir del Rey Gitano y el bajón del boxeador ucraniano, en un round en el que Fury fue dueño y señor del centro del cuadriláte­ro, que reclamó con dos tremendos uppercuts de derechas que hicieron tambalear a Usyk. El inglés avisó, mientras el ucraniano todavía seguía atascado en el puzzle que Tyson mostró sobre la mesa. Primer round de mayor actividad del monarca británico, que frustró los planes de Usyk. El enfado fue abismal en la esquina de Usyk, que salió al octavo con un ligero corte en su ceja derecha. La esquina exigió presión y dureza en sus golpes, y el ucraniano cumplió. Impactó con grandes jabs de izquierdas el rostro de Fury, y se atrevió con largas combinacio­nes que impactaron en el inglés ante la sonrisa del Rey Gitano, símbolo inequívoco de que sentía los golpes de Usyk. La certificac­ión del empate por parte del ucraniano en la puntuación aterrizó ahora con un golpe de derechas certero hacia la nariz de Fury, que comenzó a sangrar.

Noveno asalto con una incógnita que inundó al público: ¿Será el físico de Fury el responsabl­e de la victoria de Usyk? El ucraniano, pese a haber recibido golpes más certeros, lució más fresco ante el púgil inglés, que buscó disipar la confianza de su rival con el uppercut de derechas que tantos problemas provocó, pero que el retador consiguió descifrar. Sin embargo, Usyk sacó valor de su infinito depósito y logró conmover a Fury, cuyos ojos dieron vueltas como ruletas de casino. El árbitro empezó a contar ante la inestabili­dad del inglés, a quien salvó la campana tras bailar casi inconscien­te por el ring. Un round decisivo para los intereses de Usyk, que llegó a las rondas de campeonato como favorito.

Los jueces dieron la decisión dividida a un Usyk que lució incrédulo bajo los focos del Kingdom Arena. El peso pesado es leyenda cuando su país pasa por el trance más difícil de su historia. Sus brazos sostuviero­n un oro glorioso que el panorama boxístico no veía desde la proeza de Lennox Lewis en el siglo anterior ●

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FOTO: GETTY Usyk, eufórico sobre el ring con los cuatro cinturones del peso pesado tras derrotar a Fury en Riad la madrugada del sábado al domingo

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