Las embestidas tarán
Los primeros ataques de tipo tarán con la aviación militar aparecieron en la I Guerra Mundial y, curiosamente, su primer autor fue también un piloto ruso llamado Piotr Nésterov. Sucedió al cabo de un mes de comenzar la guerra; el objetivo fue un aparato austríaco y todos los protagonistas murieron estrellados. Luego, en la II Guerra Mundial, en el primer día de la invasión alemana de la URSS ya se dieron varios casos, prueba de la desesperación soviética ante la avalancha que se les venía encima. El último caso también tuvo por protagonista a un aviador ruso. Sin duda ellos fueron los grandes especialistas en esta arriesgada maniobra, llegando a establecer diversas técnicas para tratar de sobrevivir a la acción. Así, podían emplear la hélice propia para que destrozase, por detrás, el timón enemigo; hacer que un ala empujase desde abajo a la del avión adversario, para desestabili- zarlo, o emplear una especie de arpón de acero, clavado en el morro, a modo de espolón. Si esto fallaba o no era posible la aproximación que estas maniobras requerían, siempre quedaba la embestida pura y dura con el avión, aunque ello siempre costaba la vida al piloto atacante, que apenas tenía tiempo de saltar en paracaídas.
ORDEN DE NO ACERCARSE.
Por ello, cada embestida era distinta y dependía de múltiples variables como las características de los aviones, la pericia y determinación de los pilotos, etc., pudiendo ser más o menos suicida dependiendo de las circunstancias. Viendo la aparente facilidad con que se inmolaban los soviéticos, los aviadores alemanes recibieron rápidamente órdenes de tratar de efectuar los combates aéreos a distancia para evitar cualquier proximidad que facilitase los tarán.