* Antiguo Egipto
4400 a.C.
En el caso del Antiguo Egipto, el establecimiento de un marco cronológico más o menos fiable ha supuesto un verdadero esfuerzo desde que, en el siglo III a. C., un sacerdote llamado Manetón escribe la primera Historia de la civilización egipcia y divide el período faraónico en una serie de dinastías. Estas van desde el año 3000 a. C. hasta el 332 a. C. con la conquista de Alejandro ( cuya tumba, al igual que las de otros grandes personajes de la Antigüedad, sigue sin aparecer). En el caso egipcio, las principales dificultades las encontramos a la hora de documentar la transición hacia un Estado plenamente centralizado después del conocido como Período Predinástico, dividido, a su vez, en una serie de culturas cuyo desarrollo es fundamental para explicar la aparición del Egipto faraónico; nos referimos al Badariense ( 44004000 a. C.) y el posterior Período Nagada ( Amraciense y Gerzense), que entronca con la aparición del Estado unificado en 3000 a. C. La Historia de Egipto se puede dividir, a su vez, en períodos de unidad, en los que el Estado alcanza sus mayores logros, y otras de inestabilidad y de fragmentación interna ( períodos intermedios). Durante el Reino Antiguo ( 26862125 a. C.), asistimos a la creación de algunas de las maravillas arquitectónicas más representativas del Antiguo Egipto, especialmente las de la IV Dinastía ( 2613- 2498 a. C.), aunque tendremos que esperar al conocido como Reino Medio ( 2055- 1650 a. C.) para detectar un proceso de expansión militar, especialmente hacia el sur, mientras que en el este se intensifican los contactos con las poblaciones asiáticas. El Reino Nuevo ( 1550- 1069) es, sin lugar a dudas, el de mayor esplendor del Egipto faraónico, cuyo protagonismo se deja sentir ya de forma evidente en el Levante Mediterráneo. Durante las dinastías XVIII, XIX y XX, se producen los reinados de faraones tan emblemáticos como Akenatón ( 13521336 a. C.), Tutankamón ( 1336- 1327 a. C.) o
el prestigioso Ramsés II ( 1279- 1213 a. C.).