LOS ASESINOS INTELECTUALES
General del ejército sublevado que se convirtió en una especie de virrey de Andalucía tras hacerse con el poder en Sevilla. Sus charlas radiofónicas, chulescas y amenazantes, fueron un elemento de propaganda del bando sublevado. Cuando Valdés Guzmán le preguntó telefónicamente qué hacer con García Lorca, ya detenido, respondió con su tristemente famosa frase: “A ese café, mucho café”, lo que equivalía a una condena de muerte.
Gobernador Civil de Granada. Con su adlátere Nicolás Velasco Simarro, dirigió la represión en Granada e hizo fusilar a miles de personas. Era un sujeto próximo a la familia Roldán, enemistada con la familia Lorca porque se sintió aludida en La casa de Bernarda Alba. El día del prendimiento del poeta se ausentó de la ciudad, pero hubiera sido imposible montar el aparatoso operativo para la detención sin que él hubiera dado la orden de hacerlo.