DURRUTI, OTRO “MÁRTIR” CUESTIONADO
20
de noviembre de 1936: el mismo día en que José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, es fusilado en la cárcel de Alicante, el líder anarquista leonés José Buenaventura Durruti recibe una bala en el pecho en la Ciudad Universitaria de Madrid, sometida a asedio por el bando sublevado, y muere poco después en el hospital. Su cadáver es trasladado por la CNT a Barcelona, donde se celebra un multitudinario funeral. Nacen así a la vez dos mitos contrapuestos y basados en el martirologio: el de José Antonio y el de Durruti.
Pero ¿quién lo mató realmente? Hoy parece claro que aquella bala no partió de un fusil franquista, ni de uno estalinista, como se dijo más tarde, ni tampoco fue “fuego amigo” de sus compañeros libertarios, recelosos de la militarización impuesta por su jefe. En los años 90, el testimonio de su chófer, Clemente Cuyás, desbarató estas hipótesis en favor de una menos heroica: al anarquista, al parecer, se le disparó fortuitamente el fusil mientras discutía con uno de sus ayudantes.