ANDALUCÍA, EL “VIRREINATO” DE QUEIPO DE LLANO
Gonzalo Queipo de Llano era, en realidad, vallisoletano ( Tordesillas, 1875), pero su manera de ir por libre en la guerra como Jefe del Ejército del Sur le valió enseguida el apodo de “Virrey de Andalucía”: allí asentó su poder, asumiendo tanto el gobierno militar como el civil y administrando desde Sevilla – y a través de sus infames locuciones en Radio Sevilla– lo que Rúben Leitâo Serém, catedrático portugués afincado en Inglaterra, ha calificado como “Estado cleptocrático”. Un virreinato basado en el robo de las propiedades de los perseguidos, así como en el chantaje y la humillación más viles.
Hay que tener presente que, bajo la dirección de Queipo, Andalucía fue una de las primeras regiones españolas en quedar completamente en manos del mando rebelde tras el golpe de Estado. En cosa de días, concretamente en la provincia de Cádiz, cayeron una tras otra Algeciras, La Línea, Los Barrios, San Roque... Circunstancia que el general aprovechó para hacer y deshacer a su antojo y amasar así un cuantioso patrimonio personal y familiar: fincas de caza, ganaderías, explotaciones de cáñamo, arroz y frutales, etc.