LA PROPAGANDA NAZI
El cine, el arte y los medios de comunicación se pusieron en manos del eficaz aparato propagandístico que controlaba Joseph Goebbels. El Tercer Reich reforzó la industria cinematográfica, cuyas instalaciones principales, los estudios UFA, estaban en Babelsberg, en el extrarradio de Berlín. Los alemanes acudían en masa a las salas de cine, que exhibían algunos films estadounidenses y plúmbeas películas alemanas de tinte propagandístico, como Jud Süss ( El judío Süss), que dirigió Veit Harlan cuando Alemania ya estaba enfangada en la Segunda Guerra Mundial. La película trataba de un siniestro y avaro judío que finalmente era ejecutado por sus felonías, lo que anunciaba cuál iba a ser el destino que le esperaba a la población hebrea que vivía en el este de Europa. Por regla general, las películas nazis reiteraban una y otra vez los principios morales que promovía el régimen: la idea de un destino glorioso para el pueblo alemán y la exaltación de la muerte heroica, de los valores de la raza aria, de la vida rural y de la camaradería entre compañeros.