PHILIPPE PÉTAIN, DE HÉROE A VILLANO
Es difícil hallar en la historia otro personaje que haya pasado en tan poco tiempo de suscitar la admiración incondicional de sus coetáneos a ser considerado un absoluto despojo. Valga como ejemplo de lo primero que fue en honor de Philippe Pétain (1856-1951) por lo que su posterior enemigo y captor, el general Charles de Gaulle, bautizó a uno de sus hijos con el nombre de Philippe. Pétain, hasta su vergonzosa claudicación ante los nazis, era para todos los franceses “el héroe o vencedor de Verdún”, por su participación en dicha batalla de la Primera Guerra Mundial. Su carrera hacia el olimpo fue fulgurante: general carismático, luego jefe del Estado Mayor, ministro de la Guerra en 1934, embajador en España en 1939, primer ministro de la Tercera República en 1940... Pero su caída resultó igualmente estrepitosa. Juzgado por los crímenes de Vichy y condenado a muerte, la pena le fue conmutada por la de cadena perpetua por su avanzada edad, pero su degradación ante la sociedad francesa se tradujo en la retirada de honores como las calles con su nombre que había por toda Francia o su expulsión de la Academia.