Próxima estación: tierra extraña
Amediados del siglo XX, con la promesa de un puesto laboral y la idea de que emigrar era la mejor opción para su futuro, miles de españoles conformaron la mano de obra de cientos de empresas repartidas por toda Centroeuropa, siendo Suiza y la República Federal Alemana los destinos más frecuentes a partir de los años 60.
En el caso de Alemania, tras la devastadora Segunda Guerra Mundial necesitaba obreros para reconstruir sus ciudades. Por ello, abrió sus puertas a los llamados Gastarbeiter (trabajadores invitados), con la idea de que se quedaran en Alemania solamente de forma temporal. Todas las semanas, entre 1960 y 1973, una media de 800 españoles salían de sus casas con un contrato firmado con destino a Alemania. En total, unos 600.000 se emplearon en el país centroeuropeo; trabajaban, sobre todo, en la industria del metal, y las mujeres, en el sector textil.
También fue importante la llegada masiva de españoles a la industria carbonífera belga tras la firma del convenio entre España y Bélgica en 1956. En la foto, el primer contingente de trabajadores españoles aguarda a embarcar en el tren que les llevaría a Bélgica, en marzo de 1957. Casi todos ellos eran originarios de Andalucía, Madrid y Asturias.