LA BELLEZA DE LA TUMBA DE NEFERTARI
Ramsés II ordenó construir el templo de Abu Simbel como homenaje a su esposa Nefertari, una mujer que disfrutó de un enorme poder en la Corte y cuya tumba, decorada por los mejores artistas de la época, es la más espectacular del Valle de las Reinas, la conocida necrópolis ubicada en las cercanías de Luxor. Cuando la descubrió el italiano Ernesto Schiaparelli en 1904, la cámara funeraria ya había sido saqueada. Lo único que quedaba era el sarcófago de la reina sin momia y los magníficos frescos que la representan junto a los dioses del panteón egipcio: Horus, Anubis, Isis, Osiris y Serjet.
Por ser la transmisora del linaje real, Nefertari realizaba rituales en los templos y actuaba como garante del monarca: la Gran Esposa Real era la que otorgaba la legitimidad al aspirante al trono. De ahí que algunos príncipes que no estaban en el primer puesto en la línea de sucesión intentaran legitimarse como faraones casándose con las hijas de su antecesor, que en muchas ocasiones eran sus hermanas o hermanastras.