Expolio del Partenón
1801-1812
Este templo dórico del siglo V a.C., joya de la Acrópolis de Atenas (izda.), ha sufrido lo que no está escrito: al deterioro y erosión de los siglos se sumó su bombardeo a cañonazos por la Armada veneciana en 1687. La cosa no acabó ahí. A principios del siglo XIX, el embajador inglés en Constantinopla, Thomas Bruce Elgin, coleccionista aficionado, decidió apropiarse de la mayor parte de la decoración escultórica que le quedaba al monumento (frisos, metopas y frontones) y, con la excusa del maltrato que le daban los turcos, llevársela a Inglaterra para vendérsela al Museo Británico, en donde todavía hoy se exhibe. Para el Reino Unido fue un noble salvamento; para Grecia, un saqueo en toda regla.