GASES LETALES
La Gran Guerra fue también un campo experimental en lo que se refiere al empleo de armas químicas. Nunca hasta entonces se había empleado el gas venenoso como arma a gran escala, y a pesar de que la imagen del soldado (o el caballo) ataviado con una máscara de gas es una de las más icónicas del conflicto, estos gases solo fueron responsables del 3% de las muertes durante la contienda (si bien sí provocaron multitud de heridos).
Los franceses fueron los primeros en utilizar este tipo de armas, concretamente gases lacrimógenos que se lanzaban al enemigo en el interior de una granada. Pero fueron los alemanes los primeros en usar un gas letal, el cloro, en abril de 1915, que dejaba tras de sí una característica nube verde que lo hacía demasiado visible. A medida que se desarrollaba el conflicto, se fueron perfeccionando las técnicas y el alcance de estas armas químicas con la introducción del fosgeno o del gas mostaza.