LA AMÉRICA TRIUNFANTE
Estados Unidos no sufrió el conflicto en territorio propio y solo participó al final, pero el esfuerzo de guerra y la fabricación de armas vendidas a Europa trajeron un importante impulso al país, que se consolidó como líder económico, industrial y político a nivel mundial.
La década de los veinte fue la del despegue de la sociedad de consumo, con el automóvil como principal símbolo. Henry Ford revolucionó la producción industrial al implantar – que no inventar, como suele creerse– la cadena de montaje para su Ford T, lo que permitió a las familias americanas comprar coche a bajo precio. Esto, a su vez, cambió para siempre la estructura de las ciudades, que se extendieron en esas inmensas áreas suburbanas que hoy conocemos. Fue también la época en la que la electricidad empezó a llegar de forma generalizada a los hogares y, con ella, otro gran símbolo, el electrodoméstico y, en particular, la radio –entre 1923 y 1930, el 60% de las familias compraron un aparato–. La industria de Hollywood y los rascacielos completan el retrato de una sociedad cada vez más opulenta que caminaba sin saberlo hacia el desastre del año 29.