Mensajeros entre trincheras
LAS TRINCHERAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL devastaron a los soldados desde el punto de vista físico y psicológico. Sin comida, en condiciones de higiene infrahumanas y conviviendo día a día con la muerte, estos hombres recurrían a ingeniosas maneras de comunicarse entre trincheras mediante signos, cohetes, espejos, banderas de diferentes colores o lámparas de parafina, así como enviando animales con mensajes. En efecto, durante la Gran Guerra los perros tuvieron un trabajo importante: llevar instrucciones y órdenes a través del campo de batalla. Para que cumplieran esa labor, se colocaba la información dentro de pequeñas cápsulas que se pegaban a su cuerpo. Asimismo, se les encomendó la tarea de desplegar líneas de telégrafo.
Otra especie de gran valía para la transmisión de mensajes durante la contienda fueron las palomas; de hecho, algunas llegaron incluso a ser condecoradas por sus servicios. También se recurrió a los corredores profesionales para trasladar información de una línea del frente a otra. Este fue uno de los cometidos más peligrosos, un puesto en el que la tensión era máxima, ya que los mensajeros eran blanco prioritario para las fuerzas enemigas.