Modelos de vida perdidos
En 1969, la moda femenina afgana era un referente internacional: las influencias arábigas en los vestidos causaban furor fuera de sus fronteras. Incluso, la emblemática revista de moda Vogue decidió dedicarle su número de diciembre de ese año, con un completo reportaje que tituló Afganistan Adventure. En el interior de la publicación, una sesión fotográfica presentaba la moda de Kabul, así como también los lugares más emblemáticos de la capital afgana y los locales más chic del momento. Durante el duro período de gobierno talibán (1992-2001), aquellos exitosos diseños a la moda quedaron como un recuerdo lejano para la sociedad afgana.
En lo referente a las prohibiciones que someten a las afganas, existen algunas relativas a la forma de vestir: no pueden usar zapatos que produzcan ruido y el burka es la única prenda apro- bada por la estricta normativa fanática. Consiste en una túnica que las cubre desde la cabeza hasta los pies y que solo concede una pequeña malla en los ojos para poder ver. Su uso se ha convertido en una cadena con grilletes para las afganas. La que se atreve a salir a la calle sin esta vestimenta es golpeada en la espalda y en las piernas por las fuerzas gubernamentales, y aquella que no la puede comprar –por los índices de pobreza en un país que lleva más de tres décadas en guerra civil– no puede salir de su casa. Por supuesto, el maquillaje está prohibido, y las mujeres que sean descubiertas con esmalte en las uñas corren el riesgo de perder los dedos por amputación.
En la imagen de abajo, tomada en noviembre de 1967, cuatro muchachas jóvenes, vestidas a la moda occidental de la época, conversan a las puertas del aeropuerto de Kabul.