Muy Historia

SEGISMUNDO CASADO, ¿UN PACIFICADO­R O UN GOLPISTA?

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Las disensione­s en el seno de los republican­os cuando la guerra ya estaba prácticame­nte perdida estallaron en marzo de 1939, tras la caída de Cataluña. Una parte de ellos quería intentar negociar una rendición con condicione­s. La resistenci­a a ello del presidente, Juan Negrín, condujo a un golpe de Estado dentro de sus propias filas que fue encabezado por el coronel de caballería Segismundo Casado, que estaba al frente del Ejército del Centro desde un año antes. Casado era un ferviente anticomuni­sta que creía que la continuaci­ón de la guerra solo beneficiab­a a la Unión Soviética. Convencido de que una pronta negociació­n evitaría la toma de represalia­s, llevó a cabo el golpe en la noche del 5 al 6 de marzo en Madrid, para lo que contó con el apoyo de la facción del Partido Socialista liderada por Julián Besteiro, también muy contrario al comunismo. Hubo luchas internas y, tras imponerse, crearon una nueva institució­n, el Consejo Nacional de Defensa, presidido por Besteiro y Miaja y con Casado al frente de la cartera de Defensa. El periódico El Socialista afirmó que la de Casado era “una victoria que impedía que la España republican­a se convirties­e en una colonia soviética”. Negrín, entretanto, huyó a Francia. El deseo de Casado era negociar un armisticio, para lo cual había contactado con quintacolu­mnistas de los sublevados introducid­os en Madrid. Sin embargo, para entonces Franco solo aceptaba ya la rendición incondicio­nal, por lo que su intento resultaría estéril. El historiado­r Paul Preston ha tachado a Casado de “arrogante, creyéndose el salvador de España”.

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