EL PACTO ENTRE EL PNV Y LOS ITALIANOS QUE DURÓ DOS DÍAS
Un episodio singular de la guerra fue el Pacto de Santoña, negociado a mediados de 1937 entre el PNV y el ejército italiano, que contemplaba que los batallones vascos que obedecían a este partido se rindieran a las tropas enviadas por Mussolini y que los responsables políticos y militares nacionalistas pudiesen huir en barco a Francia desde el puerto de dicha localidad cántabra, mientras que los soldados serían encerrados en campos de concentración bajo custodia italiana, no franquista. Por entonces, la toma de Bilbao ya se había producido, con la rendición de la capital vizcaína en las condiciones determinadas por Franco, lo que logró evitar un castigo mayor y la destrucción de su industria siderúrgica. Esto indica, a juicio de varios estudiosos, que las negociaciones ya habían sido entabladas desde tiempo atrás – de lo que existen además diversos datos–, ayudando a ello la mediación del Vaticano ( hay que recordar la adscripción católica del Partido Nacionalista Vasco).
En agosto del 37, los efectivos vascos habían huido hacia Santander, siguiente escenario de la guerra en el norte, pero la resistencia era difícil y temían las represalias que sufrirían por parte del general Dávila, que había sucedido al fallecido Mola al frente del Ejército del Norte. Por eso, las tropas del PNV preferían entregarse a los italianos. Su principal negociador fue el dirigente Juan de Ajuriaguerra, que pasó por encima del lendakari vasco, su correligionario José Antonio Aguirre. La efectividad del pacto duró apenas dos días – del 24 al 26 de agosto–, ya que Franco acabó por desautorizarlo. Aun así, un barco mercante inglés se llevó a más de quinientos heridos. Según el ex diputado Iñaki Anasagasti, autor de un reciente libro sobre el tema, “si no hubiera habido un Pacto de Santoña, estaríamos hoy hablando de la masacre de Santoña o del genocidio de Santoña”.