BRENAN EN EL LABERINTO
Pocos cronistas extranjeros supieron contar mejor la España del siglo XX que el hispanista británico Gerald Brenan, viajero incansable y enamorado de Andalucía, que dibujó, desde la impagable perspectiva de un lúcido observador neutral y foráneo, un magnífico perfil de las dos Españas y de las semillas de la Guerra Civil en El laberinto español ( 1943). Pero Brenan – cuyas simpatías se orientaban, a pesar de todo, claramente hacia el bando republicano– fue más allá cuando los efectos colaterales de la guerra llamaron a su puerta, implicándose directamente y jugándose el pellejo por ayudar a otros. Residía y escribía en Málaga cuando se produjo el alzamiento, en la casa que antes había pertenecido a un hombre adinerado y de buena familia, Carlos Crooke Larios, cuya nueva residencia, una vez los Brenan se mudaron y establecieron en la casa, fue bombardeada por extremistas de izquierda con toda su familia dentro. Vivieron para contarlo y Brenan, consciente de que de su ayuda dependía su supervivencia, no dudó en abrirles las puertas de su casa a sabiendas de que estaba ocultando a un perseguido por los republicanos. El británico les ofreció protección, a él y a los suyos, pese a descubrir poco después que Crooke había jugado un papel bastante activo en el alzamiento. Sin el auxilio del hispanista, aquella familia no habría logrado sobrevivir a la guerra.