UNA CONTROVERTIDA LLAMADA TELEFÓNICA
Entre los polémicos elementos del “mito del Alcázar” está una de las más famosas llamadas de la historia de España. Dos días después del encierro, supuestamente sonó el teléfono en la centralita del edificio. El jefe de las milicias de Toledo, Cándido Cabello, pidió hablar con el coronel Moscardó en persona y le transmitió que habían capturado a uno de sus hijos, Luis, y que, de no rendirse la plaza en unos diez minutos, lo haría fusilar. Siguió una melodramática conversación, en la que el coronel le dijo a su hijo – al que habían puesto al aparato– que encomendara su alma a Dios, diera un viva a Cristo Rey y a España y muriese como un héroe. Luis Moscardó no sería fusilado, aunque el episodio aparece referido en una carta del coronel a su mujer fechada el 25 de julio. Pero este episodio – con claros ecos de la leyenda de Guzmán el Bueno– fue puesto en duda después de la guerra por Luis Quintanilla ( que vivió el asedio desde las filas republicanas) en su libro Los rehenes del Alcázar ( 1967; reedición en 2015). Según él, nada de esto sucedió ni pudo suceder, pues la línea telefónica se hallaba cortada. Otros testigos, por el contrario, avalan la historicidad del momento, aduciendo que la línea solo estaba intervenida y que la mención en una carta personal hace muy poco probable que Moscardó se lo inventara.