JESÚS MARTÍN, EL RECONSTRUCTOR DE ROSTROS
Pionero en traumatología facial, Jesús Martín Sánchez trabajaba en el Hospital Médico-Popular de Chamartín de la Rosa. Por sus manos pasaron cientos de soldados con la cara destrozada a causa de las balas o la metralla. Durante casi tres años se enfrentó a terribles heridas, con pocos medios y dedicación plena.
Por entonces, la cirugía facial estaba muy poco desarrollada; apenas se empezaba a ensayar la anestesia general y el único antiinflamatorio era la aspirina. En este difícil con- texto, iba cerrando las heridas poco a poco, utilizando rudimentarias férulas, alambres y hierros para ayudar a soldar huesos y conservar el máximo tejido posible. Pese a las dificultades, reconstruyó rostros completamente destrozados. No solo hacía lo posible por curar las heridas, sino que también intentaba buscar un resultado estético y mejorar la calidad de vida de aquellos soldados desfigurados en los que realizaba “trabajos de artesanía”. Martín documentó su trabajo durante el cerco de Madrid con fotos y dibujos.