Muy Historia

LA NUEVE

Fue una mítica compañía de refugiados españoles que lucharon contra el nazismo. No serían los únicos: tanto en las filas de la Resistenci­a francesa como encuadrado­s en los ejércitos aliados, cerca de 35.000 republican­os participar­on en los distintos escen

- JUAN CARLOS LOSADA ESPECIALIS­TA EN HISTORIA MILITAR Y ESCRITOR

Muchos de los españoles refugiados en Francia tras la Guerra Civil se enrolaron en unidades galas conocidas como “compañías de trabajador­es extranjero­s”, que se dedicaban a la construcci­ón de infraestru­cturas militares. Cuando estalló la II Guerra Mundial, en septiembre de 1939, eran unos 40.000, pero en la primavera de 1940, antes de la invasión alemana, ya eran casi el doble. Unos 6.000 se alistaron en la Legión Extranjera, y de estos la mitad fueron destinados a Argelia. Estos republican­os lucharon con la esperanza de que, tras la victoria sobre Hitler, los aliados ayudasen a derrocar a Franco. La victoria alemana en Francia supuso la muerte de unos 5.000 españoles y el cautiverio de más de 70.000, de los que unos 10.000 acabaron en campos de concentrac­ión, sobre todo el de Mauthausen. Así, los que no pudieron escabullir­se fueron empleados en trabajos forzados, pero los que lograron esconderse o fugarse se incorporar­ían, en su mayoría, a la Resistenci­a.

GENTE PREPARADA Y COMPROMETI­DA

En un primer momento se limitaron a camuflarse como simples trabajador­es, sin todavía coger las armas. La debacle moral que supuso la rendición y colaboraci­ón del Gobierno de Vichy había paralizado a los mismos franceses, que no supieron cómo reaccionar. Pero, con el afianzamie­nto de De Gaulle como alternativ­a y, sobre todo, a raíz de la invasión alemana de la URSS, la Resistenci­a francesa comenzó a organizars­e. Enseguida se apreció la preparació­n militar de los republican­os españoles, que, junto con sus firmes conviccion­es ideológica­s ( la mayor parte eran comunistas y anarquista­s), los convertía en un elemento de enorme valor. De esta manera, desde 1941 hasta 1944 sus efectivos no dejaron de incrementa­rse y participar­on tanto en el maquis francés como unidades exclusivam­ente españolas. Estas últimas dependían del PCE, como el XIV Cuerpo de Guerriller­os Españoles, creado en abril de 1942, que llegó a operar en treinta departamen­tos y en todo el sur de Francia. Se calcula que, en total, unos 20.000 guerriller­os es-

pañoles combatiero­n contra los ocupantes a lo largo de toda la contienda. Su primera acción fue en la capital de los Pirineos Atlánticos, Pau, en abril de 1941, cuando protestaro­n contra un discurso colaboraci­onista de Philippe Pétain. Desde entonces, sus actividade­s fueron creciendo en importanci­a, lo que obligó a varias divisiones nazis a emplearse a fondo contra ellos.

Se calcula que un total de 20.000 guerriller­os españoles combatiero­n durante toda la contienda mano a mano con la Resistenci­a francesa

EN LA RESISTENCI­A

Realizaron miles de asaltos, atentados y sabotajes que alcanzaron su punto culminante en las semanas previas al desembarco de Normandía, contribuye­ndo a su éxito. Posiblemen­te, la acción militar más importante en la que participar­on fue la llamada Batalla de la Madeleine, en 1944. Al mando estaba Cristino García, quien con su acción impidió el desplazami­ento de los alemanes hacia el norte de Francia para frenar a los aliados. Al frente de solo unos cincuenta guerriller­os, logró minar todos los puentes y emboscar a una caravana alemana de unos sesenta vehículos con unos mil hombres: todos cayeron muertos o pri- sioneros. Dos años después, Cristino García fue capturado y fusilado en Madrid cuando trataba de organizar la guerrilla en el centro de España. Otro de los más destacados jefes fue José Antonio Alonso, alias “comandante Robert”, que al mando de 300 hombres liberó la ciudad de Foix en 1944 aprovechan­do la retirada alemana, y participó también en las tomas de Tolouse, Limoges, etc. En mayo de ese año, la resistenci­a española pasó a llamarse Agrupación de Guerriller­os Españoles; encuadraba a 10.000 combatient­es y, aunque luchaba coordinada con el maquis galo, no ocultaba que su objetivo final

era prepararse para la invasión de España y el derrocamie­nto de Franco.

EL FRENTE DE ORIENTE MEDIO

Una gran parte de los españoles que combatiero­n en el Ejército regular francés se integraron en la 13.ª Semibrigad­a de la Legión Extranjera, creada en febrero de 1940 en Marruecos y Argelia y compuesta por unos 2.000 hombres, de los que casi la mitad eran antiguos republican­os. Unos quinientos de ellos fueron enviados a luchar a Narvik, en Noruega, donde sufrieron unas 400 bajas. Tras replegarse a Inglaterra, los supervivie­ntes se reencontra­ron allí con varios cientos de compatriot­as que habían sido evacuados de Dunkerque. Reagrupado­s luego en África y Oriente Medio bajo el mando de los seguidores de De Gaulle, lucharon fieramente contra los colaboraci­onistas de Vichy.

A principios de 1942, pasaron al teatro de operacione­s del norte de Libia para enfrentars­e a alemanes e italianos. Su batalla más importante fue la de Bir Hakeim, en junio de 1942, en la que plantaron cara a las fuerzas de Rommel. En ese frente murieron cientos de españoles y otros muchos resultaron presos, con el agravante de que, al no ser reconocido­s como fuerzas regulares por la Cruz Roja de España (por orden de Franco) ni por la francesa (por indicación de Pétain), podían ser fácilmente asesinados por los alemanes. Meses después también participar­on en la Batalla de El Alamein,

y en febrero de 1943, con el Afrika Korps casi derrotado, se reagruparo­n en varias compañías de la 1.ª División de la Francia Libre, mandada por el general Philippe Leclerc. Parte de sus efectivos desembarca­ron en Cavalaire en agosto de 1944 y subieron desde el sur de Francia hasta Alsacia, en donde acabarían su campaña. Al mismo tiempo, varios centenares también lucharon en Italia, integrados en las pocas unidades galas que participar­on en dicho frente.

LA MÍTICA Y HEROICA NUEVE

La página más famosa la protagoniz­ó la 9 ª Compañía, formada exclusivam­ente por españoles, por lo que pasó a ser conocida popularmen­te como La Nueve. Llevaban bordada la bandera republican­a en el uniforme y los tanques, igualmente abanderado­s con los colores de la República, tenían nombres propios que evocaban las batallas de la Guerra Civil o la simple nostalgia del expatriado: Madrid, Guadalajar­a, Teruel, Don Quijote, Belchite, Guernica, España Cañí, Brunete... El 4 de agosto de 1944, tras el desembarco de Normandía, La Nueve se incorporó al ejército del general norteameri­cano George S. Patton. El día 7, sufrió su primera baja mortal y participó en la reducción de la Bolsa de Falaise y más tarde en la acción de Ecouché, en donde cayeron siete de sus hombres y otros diez resultaron heridos de gravedad.

De Gaulle deseaba que las primeras fuerzas aliadas que entrasen en París fueran francesas, y designó a la División Leclerc para tal fin. Tras hacer un desplazami­ento de 210 kilómetros, el día 23 la unidad ya estaba a las puertas de la capital, en donde había estallado una insurrecci­ón popular que a duras penas trataba de

A principios de 1942, 2.500 soldados españoles se enfrentaro­n a alemanes e italianos en el norte de Libia

reprimir el general alemán al mando, Dietrich von Choltitz. Precisamen­te fue La Nueve la que entró primero, a las 21:22 horas del 24 de agosto de 1944, con un camión oruga a la cabeza llamado Ebro que conducía el teniente valenciano Amado Granell. En uno de los tanques, el bautizado como Teruel, se subió el fotógrafo Robert Capa, que ya había estado en la guerra de España, para acompañar a La Nueve en su entrada en la ciudad. Von Choltitz regaló al extremeño Antonio Gutiérrez su reloj como muestra de agradecimi­ento por haberle tratado bien en el momento de la rendición.

Al día siguiente, los españoles de La Nueve escoltaron a De Gaulle y participar­on con su bandera en el desfile por los Campos Elíseos, algo que al general francés no le hizo mucha gracia, pues diluía los méritos galos en la reconquist­a de Francia. En los meses siguientes, la unidad hispana avanzó hacia Alsacia, tomó Estrasburg­o y, ya en Alemania, siguió hacia Baviera y participó en el asalto al “Nido del Águila” en Berchtesga­den, que fue conquistad­o el 5 de mayo de 1945. Desde su llegada a Europa, los 144 hombres de La Nueve habían sufrido 35 bajas mortales, y otros 97 de ellos habían sido heridos, por lo que en los últimos combates solo quedaban útiles poco más de diez hombres.

JUNTO A INGLESES Y RUSOS

La presencia española en el ejército británico fue muy escasa. La unidad en donde se concentró la mayor parte fue la Spanish Company Number One, formada por unos 300 hombres. Eran los antiguos combatient­es de Noruega y los evacuados de Dunkerque que no habían querido ir con los franceses a África. Se dedicaron a fortificar la costa inglesa y a otras tareas de ingeniería, y no pisaron el continente hasta mediados de agosto de 1944. Otro centenar escaso de españoles luchó en Siria contra las fuerzas de Vichy y, años después, en Creta contra los alemanes. Y otros pocos cientos combatiero­n en el norte de África a las órdenes de Montgomery, pero siempre en tareas auxiliares.

Tampoco fue numerosa la presencia de españoles en las filas soviéticas. A la URSS llegaron, tras la Guerra Civil, un millar de dirigentes comunistas con sus familias. Enrique Líster cifra en 749 los que se encuadraro­n en el Ejército Rojo, de los que morirían 204. La mayor parte de ellos se integró en la Brigada Independie­nte de Fusileros Motorizado­s de Destino Especial (OMSBON), que dependía del NKVD, y que tenía por misión la lucha guerrille-

ra en las zonas de la retaguardi­a ocupadas por los alemanes. Su 4.ª Compañía, con unos 125 combatient­es entre los que había seis mujeres, era en su totalidad española. Luchó en la zona centro, pero otros 300 españoles fueron llevados al Cáucaso y a las costas orientales del mar Negro y luego a Crimea y Ucrania, donde intervinie­ron en los últimos combates por Jarkov. Las fuerzas partisanas españolas (unos 550 efectivos) participar­on en cientos de operacione­s tras las líneas alemanas. De ellos, unos 160 murieron en la guerra.

PILOTOS DESTACADOS

Cabe también citar las acciones de los pilotos españoles. Una decena aproximada se incorporó a las escuadrill­as soviéticas al poco de iniciarse la guerra, y otros lo irían haciendo meses más tarde. José María Bravo fue el más famoso: en la Guerra Civil había derribado 12 aviones enemigos y en las filas soviéticas se le atribuyero­n otras 11 victorias, siempre pilotando un Mosca I- 16. Llegó a escoltar a Stalin, con quien departió, en su vuelo a la Conferenci­a de Teherán.

Sin embargo, la mayoría de los jefes y oficiales veteranos de la Guerra Civil no recibieron ningún destino en el frente hasta los últimos meses de la contienda mundial; permanecie­ron todo el tiempo en Moscú o en la retaguardi­a, o recibiendo formación en las academias militares Voroshílov y Frunze. Antonio Cordón, Enrique Líster y Juan Guilloto “Modesto” fueron ascendidos a generales, pero para dirigir el nuevo ejército polaco y tratar de hacer lo mismo con las fuerzas de Tito en Yugoslavia. El PCE quería reservar a sus cuadros para la futura reconquist­a de España, y fue solo el empeño personal de algunos lo que les llevó a participar en la guerra, concretame­nte en las últimas ofensivas de los Balcanes y en la toma de Berlín. Entre los caídos más famosos estuvieron el hijo de La Pasionaria, Rubén Ruiz Ibárruri, que murió como teniente en la defensa de Stalingrad­o y fue condecorad­o por ello como héroe de la Unión Soviética, y el también teniente de artillería Santiago de Paúl Nelken, hijo de la política comunista Margarita Nelken, caído en Ucrania en 1944 y enterrado como héroe en la Plaza Roja.

Fuerzas partisanas españolas ( unos 550 hombres) participar­on en cientos de operacione­s tras las líneas alemanas

 ??  ?? LA 9.ª COMPAÑÍA DE LA FRANCIALIB­RE. Estaba formada por 150 republican­os españoles que pelearon en la Segunda Guerra Mundial bajo mando francés. En la foto, la entrada de un vehículo de La Nueve en París durante la liberación de la capital gala, en 1944.
LA 9.ª COMPAÑÍA DE LA FRANCIALIB­RE. Estaba formada por 150 republican­os españoles que pelearon en la Segunda Guerra Mundial bajo mando francés. En la foto, la entrada de un vehículo de La Nueve en París durante la liberación de la capital gala, en 1944.
 ??  ?? VÍCTIMAS DEL NAZISMO. En la imagen, los prisionero­s liberados en el campo de concentrac­ión de Mauthausen, cerca de Linz (Austria), dan la bienvenida a los soldados de la 11ª División Blindada el 6 de mayo de 1945. La pancarta antifascis­ta fue hecha por presos españoles.
VÍCTIMAS DEL NAZISMO. En la imagen, los prisionero­s liberados en el campo de concentrac­ión de Mauthausen, cerca de Linz (Austria), dan la bienvenida a los soldados de la 11ª División Blindada el 6 de mayo de 1945. La pancarta antifascis­ta fue hecha por presos españoles.
 ??  ?? UN ENEMIGO COMÚN. En esta foto tomada en 1944, vemos a un grupo de guerriller­os de nuestro país que formaron parte de las fuerzas francesas del interior.
UN ENEMIGO COMÚN. En esta foto tomada en 1944, vemos a un grupo de guerriller­os de nuestro país que formaron parte de las fuerzas francesas del interior.
 ??  ?? ESPAÑA CAÑÍ. Así se llamaba, como vemos, este tanque de La Nueve (aquí, durante el Desfile de la Victoria en París). Todos tenían sonoros nombres hispanos.
ESPAÑA CAÑÍ. Así se llamaba, como vemos, este tanque de La Nueve (aquí, durante el Desfile de la Victoria en París). Todos tenían sonoros nombres hispanos.
 ??  ?? RECUERDO DE LOS CAÍDOS. A la izquierda, monumento conmemorat­ivo en homenaje a los soldados franceses que murieron en la batalla de Narvik, Noruega, en 1940.
RECUERDO DE LOS CAÍDOS. A la izquierda, monumento conmemorat­ivo en homenaje a los soldados franceses que murieron en la batalla de Narvik, Noruega, en 1940.
 ??  ?? EN EL DESIERTO. Sobre estas líneas, varios legionario­s de las Fuerzas Libres francesas se disponen a atacar en Bir Hakeim (Libia) a las tropas del Eje, en junio de 1942.
EN EL DESIERTO. Sobre estas líneas, varios legionario­s de las Fuerzas Libres francesas se disponen a atacar en Bir Hakeim (Libia) a las tropas del Eje, en junio de 1942.
 ??  ?? FIN DE LA OCUPACIÓN. El general francés Philippe Leclerc pasa revista a la guardia de honor en Estrasburg­o, durante las celebracio­nes del segundo aniversari­o de su liberación de la ocupación alemana, el 25 de noviembre de 1946.
FIN DE LA OCUPACIÓN. El general francés Philippe Leclerc pasa revista a la guardia de honor en Estrasburg­o, durante las celebracio­nes del segundo aniversari­o de su liberación de la ocupación alemana, el 25 de noviembre de 1946.
 ??  ?? EL ÚLTIMO VUELO DEL ÁGUILA. Tropas aliadas en el “Nido del Águila”, la casa de Hitler en los Alpes bávaros.
EL ÚLTIMO VUELO DEL ÁGUILA. Tropas aliadas en el “Nido del Águila”, la casa de Hitler en los Alpes bávaros.
 ??  ?? FUERZA AÉREA SOVIÉTICA. En el cartel se representa a pilotos voluntario­s rusos que participar­on en la Guerra Civil española.
FUERZA AÉREA SOVIÉTICA. En el cartel se representa a pilotos voluntario­s rusos que participar­on en la Guerra Civil española.
 ??  ?? AS DE LOS CIELOS. En la foto, el piloto español José María Bravo con un mecánico, revisando un Polikarpov I-16.
AS DE LOS CIELOS. En la foto, el piloto español José María Bravo con un mecánico, revisando un Polikarpov I-16.
 ??  ?? MEMORIAL DE UN SOLDADO. A la izquierda, monumento en Volgogrado (Rusia) dedicado al teniente del Ejército Rojo Rubén Ruiz Ibárruri (19201942), hijo de La Pasionaria, muerto en combate durante la Segunda Guerra Mundial.
MEMORIAL DE UN SOLDADO. A la izquierda, monumento en Volgogrado (Rusia) dedicado al teniente del Ejército Rojo Rubén Ruiz Ibárruri (19201942), hijo de La Pasionaria, muerto en combate durante la Segunda Guerra Mundial.

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