Muy Historia

Christian GÁLVEZ

Apasionado por la figura de Leonardo Da Vinci, Gálvez (Móstoles, Madrid, 1980) se adentró en el universo del artista para llegar a conocerlo en profundida­d.

- FERNANDO COHNEN

En una sociedad tan volcada en la especializ­ación, sorprende que un presentado­r de televisión se convierta en un erudito sobre Leonardo da Vinci y el Renacimien­to. ¿ Ha sentido cierto desdén o prejuicios por parte del mundo académico?

Desde mi primer libro sobre Leonardo, que publiqué en 2013, sentí ciertos prejuicios y pude leer algunos comentario­s, como “otro de la tele que escribe libros”. Puede que tengan razón. Pero ¿por qué no critican a otros profe- sionales, como abogados, psicólogos o médicos, que también publican libros? ¿ Por qué un comunicado­r de la tele, que precisamen­te se dedica a comunicar, no puede escribir o investigar sobre la figura de Leonardo?

¿El paso del tiempo ha ido cambiando esa percepción sobre su trabajo?

Sí, he ido ganando credibilid­ad. Desde el año pasado, cuando publiqué el ensayo sobre Da Vinci y logré buenas críticas a nivel internacio­nal, he notado que el chip ha cambiado en España.

¿ Qué le atrajo del personaje: su extraordin­aria brillantez, su genialidad?

A mí me llama más la atención su lado menos conocido, sus sombras. Quería saber cómo era el hombre, sus fracasos y sus debilidade­s. Siempre se ha destacado su genialidad, pero ni él se considerab­a un genio ni en la época lo veían como tal. En realidad, Leonardo era un hombre frustrado que fracasó durante toda su vida.

¿ Podría señalar algunos de los fracasos del artista florentino?

Fracasó en Florencia, en Milán, en Roma y también en Venecia. Solo triunfó en Francia, y eso fue en los tres últimos años de su vida. Lorenzo de Médici sabía que el papa había intervenid­o en la conspiraci­ón de los banqueros Pazzi contra su familia. En un intento de excusarse con la poderosa familia florentina, el pontífice permitió que los mejores artistas florentino­s decoraran las paredes de lo que sería la futura Capilla Sixtina. Era una forma de halagar a Lorenzo de Médici, que de inmediato mandó a Roma a los mejores artistas de la ciudad, excepto a Leonardo, que, frustrado, se vio obligado a marchar a Milán.

¿ Fue en esa época cuando Da Vinci fue acusado de sodomía?

La acusación fue en esa época, aunque era totalmente injusta. Leonardo se pasó dos meses en la cárcel. Su padre, que era notario de los Médici, no movió un dedo para sacarlo de prisión. Se celebró el juicio y nadie se presentó. Por eso, como no había pruebas que lo condenasen, Leonardo fue puesto en libertad.

Leonardo era hijo ilegítimo. ¿ Fue esa la razón por la que su padre no se preocupó por él?

Su padre recibió como herencia unas propiedade­s y una esclava de supuesto origen árabe con la que tuvo una aventura sexual, de la que nació Leonardo. Su padre no le inscribió en el registro. Fue su abuelo Antonio, que también era notario, el que lo hizo. Cinco años después, cuando el padre comprendió que Leonardo tenía ciertas dotes artísticas, se lo arrebató a la madre para llevarlo al taller de Andrea del Verrocchio.

¿Leonardo era un iletrado?

Ser hijo ilegítimo significab­a ser un iletrado. Además de no poder obtener el apellido de la familia, el ilegítimo no podía aprender latín, griego ni matemática­s, ni tampoco ejercer la profesión de su familia. Leonardo tuvo que autoformar­se, lo que lo enfrentó constantem­ente a los académicos. Su gran poder de observació­n lo convirtió en un gran científico y dominó distintas ramas del saber, entre las cuales estaba el arte. Fue un adelantado de su época. Por ejemplo, afirmó que el Sol no se movía alrededor de la Tierra veinticinc­o años antes de que Copérnico llegara a la misma conclusión. Y todavía no hemos corregido esa injusticia.

¿El mundo académico lo rechazó?

Leonardo era un tipo raro. Ejerció la transversa­lidad de los conocimien­tos. Estudió anatomía para pintar el cuerpo humano y estudió horas y horas el curso de un río porque consideró que los movimiento­s hidráulico­s eran perfectos para poder pintar el cabello humano. Todo eso lo convertía en un tipo raro. De hecho, existen cartas de los monjes que habitaban en Santa Maria delle Grazie en las que comunicaba­n a Ludovico Sforza que su protegido no pintaba, que perdía el tiempo saliendo a la calle para observar a la gente, porque considerab­a que las caras de los personajes de Laúltimace­na debían ser perfectos estudios fisonómico­s.

¿Es verdad que diseccionó cadáveres?

Es cierto, aunque la disección de cadáveres estaba prohibida. Cuando llegó a Roma, comprendió que a él lo habían dejado de lado. Allí estaban Rafael y Miguel Ángel acaparando las grandes obras artísticas. Leonardo se sintió totalmente discrimina­do y se dedicó a comprar cadáveres bajo cuerda para realizar sus estudios de anatomía. Existe un texto maravillos­o que revela el acuerdo al que llegó con una persona que iba a cumplir cien años de que, cuando falleciera, le compraría su cuerpo y le pagaría a su familia su manutenció­n. Leonardo quería estudiar el cadáver para tratar de averiguar cómo ese hombre había sobrepasad­o los cien años de edad.

¿ Qué otros aspectos de su vida son desconocid­os para la gente de la calle?

Entre otros, que era bipolar. A través de la grafología, la neurocienc­ia está estudiando su bipolarida­d, su dislexia escrita y su déficit de atención. Otro aspecto menos conocido de Leonardo es que muchos de sus inventos no eran suyos, sino que los mejoró. Cuando ahora intentamos recrear los bocetos de sus máquinas, nos damos cuenta de que muchas no funcionan, que el proyecto está mal concebido. Leonardo era un genio y un esteta. Tenía cantidad de ideas, pero en el diseño de muchos de sus prototipos faltaban piezas, lo que demuestra que no profundizó lo suficiente en ellos.

¿Todas sus máquinas fallaron?

Hubo algunos proyectos que funcionaba­n perfectame­nte. Por ejemplo, su ala delta y su paracaídas de estructura piramidal. Ha habido especialis­tas que han construido recienteme­nte el paracaídas tal y como lo diseñó Leonardo y han comprobado que funciona. Pero no lo inventó, lo mejoró.

En su libro Leonardoda­Vincicara

a cara, usted cuestiona que el supuesto retrato de Leonardo de

Leonardo era un hombre frustrado que fracasó durante toda su vida

la Biblioteca Real de Turín sea realmente el suyo.

El retrato de Leonardo de la Biblioteca de Turín fue vendido por un falsificad­or a la Casa de Saboya y aparece publicado en un libro por primera vez en 1810. Desde entonces, ha quedado como su imagen, aunque es muy probable que no sea la suya. Hay dos retratos que pueden mostrarnos el verdadero rostro del maestro florentino. El primero es uno de perfil atribuido a Francesco Melzi, secretario, ayudante y albacea de Leonardo, que sus descendien­tes malvendier­on a la colección Windsor. Pero hay un tercer retrato en discordia, conocido como la Tavola Lucana, que fue descubiert­o en 2009 por Nicola Barbatelli y que

se suponía era una copia de una obra original que estaba en la Galería Uffizi.

¿ Se está investigan­do cuál de ellos puede ser el verdadero?

La Tavola Lucana se ha investigad­o con rayos X y carbono 14 y se ha descubiert­o que es original, lo que demuestra que el retrato de la Uffizi, cuya datación es posterior, es una copia. Mi libro Caraacara, que recoge los estudios que se están llevando a cabo en este terreno, desvela que desde 1519 (fecha en la que muere el genio florentino) hasta 1810 los artistas tomaron como imagen de Leonardo la que aparece en la Tavola Lucana. Sin saberlo, mi investigac­ión y la de un grupo de especialis­tas italianos se centraban en el mismo trabajo mor- fológico sobre este retrato de Leonardo. Por esa razón me puse en contacto con ellos. Había hecho mi trabajo con ayuda de la unidad de estudio morfológic­o facial de la Guardia Civil, y los italianos, con ayuda de los Carabinier­i. Al contrastar nuestras investigac­iones, nos dimos cuenta de que habíamos llegado a las mismas conclusion­es. El retrato de la Tavola Lucana y el retrato de perfil de Francesco Melzi correspond­en a la misma persona, que bien podría ser Leonardo, y el de la Biblioteca de Turín correspond­e a otra persona.

Su teoría le valió, en marzo de 2017, el reconocimi­ento como experto mundial en Da Vinci y su acogida en el grupo de sabios del Leonardo DNA Project. ¿ Quiénes lo componen y qué buscan?

Cuando terminé la redacción del libro, rastreé las últimas noticias sobre Leonardo para incluirlas en un epílogo. Y encontré un proyecto internacio­nal en el que hay un español, José Antonio Lorente Acosta, director del laboratori­o genético de la Universida­d de Granada e investigad­or jefe del equipo que busca el ADN de Cristóbal Colón, al que mostré mi trabajo. Me animó a exponerlo en el congreso anual del Leonardo DNA Project, que se celebró en mayo del año pasado. Tras mi conferenci­a, los responsabl­es del proyecto me admitieron en su equipo, compuesto por los mejores científico­s y genetistas del mundo, entre ellos los del J. Craig Venter Institute. El objetivo de todos ellos es buscar el ADN de Leonardo por distintos métodos científico­s, y mi aportación es organizar y coordinar la localizaci­ón de restos de pelos o huellas de Leonardo que pudieran estar presentes en algunos de sus manuscrito­s.

A mí me llama más la atención el lado menos conocido de Leonardo, sus sombras

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