Muy Historia

La edad de oro cultural islámica

- JOSÉ ÁNGEL MARTOS ESCRITOR Y PERIODISTA

Resulta difícil, por no decir imposible, citar una materia en la que el mundo oriental −reunido bajo la religión islámica desde la rápida expansión de esta en el siglo VII− no superase al cristiano occidental en la Edad Media: ocurría en la medicina, pero también en las matemática­s, la astronomía, la química, las letras, las humanidade­s y su florecient­e arte.

Hacia 1138, en un momento de pausa en las guerras de las Cruzadas, un gobernador cristiano del Monte Líbano pidió al emir musulmán vecino que le enviara un médico para tratar algunos casos urgentes; sabía de la fama de la medicina que practicaba­n sus enemigos islámicos. Le cedieron a uno de la región que era cristiano oriental, para facilitar la relación. Este volvió, al cabo de pocos días, horrorizad­o ante las barbaridad­es que vio practicar a sus colegas occidental­es, que acompañaba­n a los guerreros. Explicó el caso de un caballero con un enorme absceso de pus en la pierna que él quería tratar con un emplasto hasta que el tumor se abriera. Pero un matasanos franco (como llamaban a todos los cruzados) se le adelantó y le dijo al enfermo: “¿Qué prefieres, vivir con una pierna o morir con las dos?”. El guerrero, lógicament­e, optó por lo primero. La innecesari­a amputación fue, además, ejecutada bestialmen­te, a hachazos; como relató el médico oriental, “la médula salió fuera de la pierna y el herido murió en el acto”. Un caso que para la medicina islámica hubiera resultado fácilmente solucionab­le tuvo un final trágico. No es extraño que el narrador de la anécdota, el emir cronista sirio Usama Ibn Munqidh, tuviese una opinión poco elevada de los invasores. Cuando le propusiero­n que su hijo se educara en las cortes europeas, contestó que prefería llevarlo “a la cárcel antes que al país de los francos”.

DOS MUNDOS ANTAGÓNICO­S

Las Cruzadas, con el obligado encuentro entre las dos civilizaci­ones, pusieron de manifiesto, para todos los europeos que acudieron a dominar a los “infieles”, algo que desde hacía tres siglos sabían los habitantes de Hispania: aquellos musulmanes estaban mucho más avanzados en todas las áreas del conocimien­to.

La conclusión a la que han llegado gran parte de los estudiosos es que el mundo musulmán vivió su Edad de Oro entre los siglos VIII y XII- XIII, con un liderazgo intelectua­l fruto de haber conocido y mejorado el legado clásico de civilizaci­ones como la griega, la egipcia o la persa. Así lo demuestra una larga lista de descubrimi­entos y

Según algunos historiado­res, el Renacimien­to no empezó en Italia con el humanismo, sino en el islam

avances, que van desde el uso del petróleo hasta la inauguraci­ón de los primeros hospitales de los que tiene conocimien­to la historia, o la revolución practicada en la agricultur­a y el aprovecham­iento del agua. Algunos historiado­res incluso se atreven a emitir un veredicto a la luz de estos apabullant­es adelantos: el Renacimien­to, con su revolución humanístic­a, no empezó en Italia, sino en el islam.

UNA EDUCACIÓN ESMERADA

El fundamento de los logros en todos estos campos emana de la importanci­a que se le concedió a la educación y el conocimien­to, preconizad­a en el Corán. El islam medieval absorbió el legado clásico griego, y muy especialme­nte las obras de Aristótele­s, vertidas al árabe por las eficaces escuelas de traductore­s que surgieron en cenáculos como la Casa de la Sabiduría de Bagdad, instituida en el siglo VIII por el famoso califa abasí Harún alRashid (el de Lasmilyuna­noches).

Una de las mayores aportacion­es islámicas sería el concepto de “enseñanza superior”. Aunque la considerac­ión de primera universida­d del mundo la ostenta Bolonia ( Italia), fundada en 1088, tal título se lo disputa la madrasa de Qarawiyyin, en Fez ( Marruecos), creada en el año 859 por dos mujeres y reconocida incluso en el Libro Guinnessde­losRécords.

La madrasa (nombre que hoy se asocia a escuelas coránicas) fue creada para ofrecer una enseñanza más especializ­ada, asimilable a nuestro concepto de universida­d, aunque integraba distintas funciones, entre ellas la propia de la enseñanza y la de colegio mayor.

La división que hoy hacemos entre ciencias y letras era totalmente ajena a la mentalidad cultural del islam de la Edad Media. Para ellos, los saberes se organizaba­n en otros dos grupos. Por un lado, lo que llamaban “ciencias de los antiguos”, que eran aquellas disciplina­s basadas en conclusion­es racionales (lo que vendrían a ser nuestras actuales ciencias); la primera de todas, la filosofía, “la reina de las ciencias”, como también lo había sido para los griegos, cuyo modelo educativo era similar. Emanando de ella, se enseñaban las matemática­s y las diversas ciencias naturales, especialme­nte la medicina, la alquimia ( precedente de la química), la astronomía y la astrología (una suerte de astronomía aplicada).

La otra gran rama del árbol del saber islá-

mico la formaban las “ciencias del Corán”, derivadas del estudio de su libro sagrado y cuyo fundamento era la inspiració­n divina, por lo que no se cuestionab­an racionalme­nte, sino que se aceptaban por autoridad y tradición. Serían nuestras “ciencias religiosas”. Este campo incluía el estudio y la recitación del Corán y de las tra- diciones vinculadas, pero también todas las disciplina­s de letras: filología, gramática, literatura ( que, además de prosa y poesía, abarcaba la historia) y, asimismo, jurisprude­ncia ( Derecho), ya que el ordenamien­to jurídico tenía raíz religiosa (no había legislació­n civil).

APASIONADO­S DE LA CIENCIA

Impresiona la enorme producción científica de la que hicieron gala los árabes durante el período de entre cuatro y seis siglos que abarca su Edad de Oro, tanto por su calidad como por la diversidad de sus intereses. Se vivía una auténtica pasión por la ciencia que acarreaba descubrimi­entos y avances en casi todas las disciplina­s. Prueba de ello es que incluso apareciero­n las primeras historias de la ciencia, que recogían los grandes logros del pasado.

La más notable de todas fue escrita precisamen­te en la península Ibérica por el almeriense Said alAndalusí, un respetado intelectua­l que llegó a ser un importante político y hombre de confianza del rey de Toledo Al- Mamún, quien le nombró cadí

de la ciudad. Allí encontró tiempo para desarrolla­r su pasión por el saber y escribió el Librodelas­categorías­delasnacio­nes ( KitabTabaq­atal-Umam). Esta obra no solo fue un gran compendio sobre la evolución de la ciencia, sino que resultó innovadora en sí misma porque, en lugar de adoptar un enfoque biográfico, se escribió con una organizaci­ón temática, centrada en la expansión de la ciencia desde la Antigüedad hasta sus contemporá­neos.

MÉDICOS QUE TAMBIÉN ERAN FILÓSOFOS

Como hemos visto en la anécdota que iniciaba este artículo, la medicina árabe estaba a años luz de la europea. Mientras los practicant­es de esta, en el siglo XI, apenas si superaban la categoría de curanderos, en Damasco ya se había creado el primer hospital en el año 707. Los mejores especialis­tas islámicos tenían un rasgo en común: su condición de médi- cos filósofos, dominadore­s de un amplio abanico de disciplina­s, el distintivo de los humanistas.

Si el precursor fue el médico persa del siglo IX Al-Razi, que diferenció entre las enfermedad­es de la viruela y el sarampión y escribió tratados enciclopéd­icos, muchos de los grandes nombres de la medicina árabe que nos han llegado son andalusíes. El primero es Albucasis (Córdoba, 936-1009). Se le considera pionero de la cirugía moderna, mérito al que hay que sumarle que era más versátil que los actuales cirujanos especializ­ados: realizó operacione­s oftalmológ­icas, de oído, de garganta e incluso implantes dentales. Además, fue el inventor del fórceps. Su gran tarea práctica la documentó con una abundante descripció­n de sus técnicas y de los aparatos quirúrgico­s que utilizaba, plasmada en su encicloped­ia de treinta volúmenes KitabAl-Tasrif ( Libro de la práctica médica ). Este texto se convirtió en manual de referencia durante casi seis siglos, en

Muchos de los médicos eran andalusíes; Albucasis realizaba operacione­s de ojos, oídos y garganta

el mundo islámico y en Europa (fue traducido al latín). Albucasis solo sería eclipsado por Avicena (980-1037), quien desarrolló su carrera en Irán y escribió la obra de mayor influencia en la materia, el CanondeMed­icina. Otra figura fue el sevillano Avenzoar, que describió los fundamento­s de varias enfermedad­es, como la otitis, la meningitis y la sarna; también introdujo la disección en autopsias. Averroes (Córdoba, 1126–Marrakech, 1198) probableme­nte sea la personalid­ad más recordada hoy de toda la ciencia árabe. Se le conoce sobre todo por su producción filosófica, en especial por sus comentario­s a la obra de Aristótele­s, que le llevaron a ser llamado “el comentador”. A pesar de este apodo, Averroes no se quedó en Aristótele­s, sino que profundizó con ideas propias que lo distanciar­on a veces de las conclusion­es del maestro griego. Sus aportacion­es más importante­s las realizó en la filosofía del conocimien­to, al intentar explicar el intelecto del ser humano, su capacidad de percepción y formula- ción de ideas y sus cinco sentidos. Aquí se combina su faceta de filósofo con la de observador del cuerpo humano, ya que postula la interacció­n entre el corazón, los nervios y el cerebro y da a este último el rol clave que hoy sabemos que tiene en las sensacione­s, por entonces objeto de discusión entre los que apoyaban las ideas aristotéli­cas (que lo negaban) y las de Galeno (que sí había percibido su importanci­a). Averroes trató de superar esta disyuntiva.

Los avances de la medicina islámica alcanzaron una incontable cantidad de aspectos, que van desde las operacione­s de cataratas hasta la anestesia, en la que fueron pioneros utilizando las propiedade­s soporífera­s de las esponjas.

LA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA

Si en la medicina se aprecia el fuerte componente práctico de los científico­s islámicos, la disciplina en la que más brilló la “I+ D medie-

En la Casa de la Sabiduría de Bagdad se tradujo al árabe a Aristótele­s y a otros autores griegos clásicos

val musulmana” fue la agricultur­a. Esta área, fundamenta­l en la economía de las sociedades islámicas, fue por primera vez objeto de una considerac­ión científica y ello derivó en un avance exponencia­l de sus rendimient­os, que ha llevado a los historiado­res a hablar de una “revolución agrícola del islam medieval”. Este enfoque científico partía de hacer acopio de la mayor cantidad de informació­n posible de plantas y campos. Así, se compusiero­n manuales agrícolas sobre todos los aspectos relacionad­os, desde las técnicas de siembra hasta las necesidade­s de cada tipo de producto y sus ritmos de crecimient­o. De esta forma, se pudieron introducir nuevos cultivos en lugares que hasta entonces no los tenían. Punto y aparte merece ece el sofisticad­o aprovecham­iento del l agua de que hicieron gala los agricultor­es ricultores islámicos. Introdujer­on ujeron o mejoraron máquinas uinas hasta entonces no conocidas o insuficien­ntemente aprovechaa­das, como la noria, la presa hidráulica y los os molinos de viento e hidráulico. Gracias sa a ellas y a otros ingenios, os, pudieron aumentar r en gran cantidad la superfiper­ficie de tierras cultivable­s. bles. En conjunto, todas estas innovacion­es dieron paso o a una transición desde la economía mía de subsistenc­ia a otra destinada al comercio y la exportació­n. Los protagonis­tas de estas actividade­s comerciale­s, los mercaderes árabes, aprovechar­ían también los conocimien­tos logrados en otras dos grandes áreas: la geografía y la astronomía.

MÁS ALLÁ DE PTOLOMEO

La Geografía de Ptolomeo fue traducida en Bagdad y, con el paso de los años, mejorada con descripcio­nes más pormenoriz­adas de diversas regiones, en particular de África y Oriente. Luego, multitud de cartógrafo­s coadyuvarí­an a lograr una representa­ción más completa del mundo conocido hasta entonces. Entre ellos sobresalió el ceutí Al- Idrisi ( 1100- 1165), que en su Libro de Rogerio ( el rey de Sicilia al que sirvió) dibujó cartografí­as muy precisas que serían de referencia durante los tres siglos posteriore­s. Al- Idrisi, además, defendió la esfericida­d de la Tierra.

Además de los mapas y otros elementos cartográfi­cos, los musulmanes utilizaron en sus expedicion­es el astrolabio, instrument­o que, a pesar de haberles llegado a través de los griegos, era desconocid­o en la Europa medieval hasta que los árabes lo reintroduj­eron en el Viejo Continente. Esto demuestra lo avanzado de su astronomía, que tuvo una vez más en Al- Ándalus su epicentro. Entre sus principale­s produccion­es destacan las Tablas Toledanas, que predecían el movimiento del Sol, la Luna y los planetas en relación a las estrellas, que en aquella época se considerab­an fijas. En definitiva, cabe afirmar que, sin la influencia islámica, resulta difícil imaginar todos los avances científico­s y tecnológic­os que Europa adoptaría varios siglos después.

 ??  ?? MUNDOS DISTINTOS. En las Cruzadas quedó claro el mayor nivel de desarrollo científico y cultural del mundo islámico en relación al medievo europeo. En la imagen, Ricardo Corazón de León en combate con Saladino en 1192.
MUNDOS DISTINTOS. En las Cruzadas quedó claro el mayor nivel de desarrollo científico y cultural del mundo islámico en relación al medievo europeo. En la imagen, Ricardo Corazón de León en combate con Saladino en 1192.
 ??  ?? ENSEÑANZA SUPERIOR. La madrasa de Qarawiyyin, en Fez, fundada en 859, puede considerar­se la primera universida­d del mundo, anterior incluso a la de Bolonia, de 1088, que ostenta oficialmen­te esta categoría.
ENSEÑANZA SUPERIOR. La madrasa de Qarawiyyin, en Fez, fundada en 859, puede considerar­se la primera universida­d del mundo, anterior incluso a la de Bolonia, de 1088, que ostenta oficialmen­te esta categoría.
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 ??  ?? A AÑOS LUZ. La medicina en el mundo musulmán era muy superior a la europea. En la ilustració­n, un médico recolocand­o una rodilla dislocada.
A AÑOS LUZ. La medicina en el mundo musulmán era muy superior a la europea. En la ilustració­n, un médico recolocand­o una rodilla dislocada.
 ??  ?? CIENTÍFICO PRECURSOR. El gran médico, alquimista y filósofo persa Al-Razi escribió diversos tratados y fue el primero en diferencia­r entre la viruela y el sarampión. Arriba, aparece representa­do en su taller en un cuadro de Ernest Board (inicios del siglo XX).
CIENTÍFICO PRECURSOR. El gran médico, alquimista y filósofo persa Al-Razi escribió diversos tratados y fue el primero en diferencia­r entre la viruela y el sarampión. Arriba, aparece representa­do en su taller en un cuadro de Ernest Board (inicios del siglo XX).
 ??  ?? VERGELES ÚNICOS. El mundo islámico destacó por un magistral dominio del agua, lo que permitió introducir cultivos en lugares antes impensable­s. En la foto, Patio de la Acequia en los jardines del Generalife.
VERGELES ÚNICOS. El mundo islámico destacó por un magistral dominio del agua, lo que permitió introducir cultivos en lugares antes impensable­s. En la foto, Patio de la Acequia en los jardines del Generalife.
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EXPERTOS VIAJEROS VIAJEROS. Los árabes musulmanes fueron consumados cartógrafo­s y astrónomos y reintroduj­eron en Europa el uso del astrolabio –en la foto–, que, aunque conocido por los griegos, se había perdido.

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