Bautizando las Américas
Los conquistadores y adelantados, entre otras potestades, tenían la de ponerle nombre al territorio que habían colonizado ( a despecho, claro, de que muchas de estas “nuevas tierras” ya tenían una denominación precolombina). En algunas ocasiones utilizaban palabras indígenas – Yucatán– que respetaban la cultura local, pero las más de las veces seguían otros criterios: por ejemplo, escoger nombres al azar o relacionados con la fecha o con algún hecho de la conquista, usar denominaciones debidas a quienes habían financiado la expedición – así lo hizo el propio Cristóbal Colón: islas Fernandinas, isla Isabelina...–, etc. No obstante, la mayoría de los descubridores recurrieron a bautizar aquellos lugares simplemente tomando como referencia otros de la geografía española. Ejemplos: Trujillo ( en Perú), Medellín y Cartagena de Indias ( en Colombia), Granada ( en Nicaragua) y un largo etcétera.