OSCURAS CONEXIONES CON ALEMANIA
La aplicación del terror franquista contó con una notable ayuda nazi. A finales de 1937, vino a España el coronel Heinz Jost con un equipo de expertos que, entre otras cosas, ayudaron a crear un enorme archivo de información en Salamanca. Al año siguiente, Himmler pidió ampliar la cooperación porque estaba interesado en los judíos e izquierdistas alemanes que ha- bían combatido en las Brigadas Internacionales. España los entregó a la Gestapo sin el menor reparo y fueron de inmediato despachados hacia la Alemania del Tercer Reich. El miembro de las SS Paul Winzer se quedó instruyendo a la policía política franquista. El régimen vio recompensado el favor después de la caída de Francia, cuando los nazis arrestaron y entregaron a una serie de republicanos ilustres como Companys, Rivas Cherif, Zugazagoitia y otros. El franquismo, sin embargo, no quiso saber nada de los refugiados españoles sin pedigrí – unos 100.000–, pese a que los alemanes preguntaron repetidamente qué debían hacer con ellos. Unos 10.000 acabaron en campos de concentración alemanes, donde murieron más de la mitad.