HÉROES SIN FRONTERAS
Pese al heroico desempeño de los pilotos británicos durante la Batalla de Inglaterra, esos pocos a los que, según decía Churchill, tantos debían tanto no eran, en modo alguno, exclusivamente oriundos de las islas Británicas. De los 2.937 pilotos que tomaron parte en la batalla, 595 fueron extranjeros procedentes de trece naciones diferentes (muchos de ellos, exiliados de los países ocupados por los nazis). Así, pilotos polacos, belgas o franceses –y el republicano español Antonio García Borrajo– defendieron los cielos con el mismo celo con el que lo hicieron los británicos. El Escuadrón 303, por ejemplo, estaba enteramente formado por polacos, considerados los mejores pilotos foráneos de la RAF, y fue responsable del derribo de hasta 100 aparatos alemanes en apenas un mes. Mención aparte merece el checoslovaco Josef Frantisek, responsable del derribo de hasta diecisiete aviones en el transcurso de la batalla. Otros pilotos extranjeros provenían de países de la Commonwealth, muy especialmente de Nueva Zelanda y Canadá (y algunos incluso de países como Jamaica o Barbados), sin olvidar a los nueve estadounidenses que prestaron servicio voluntario en el Escuadrón 609 con dedicación admirable. Ellos fueron la única ayuda –eso sí, a título particular– que los británicos recibieron de Estados Unidos, por aquel entonces aún neutral.