JUAN FLORÍN Y EL BOTÍN APRESADO
La valiosa mercancía que los conquistadores españoles recopilaron e intentaron enviar al emperador Carlos V iba en tres carabelas que partieron hacia España en 1522, y que fueron atacadas cerca de las Azores por el pirata francés Juan Florín (Jean Fleury). Este se hizo con el botín de dos de ellas, y solo una, la Santa María de la Rábida, logró llegar a su destino. Transportaba todavía una enorme cantidad de oro, que quedaría así en poder de la corona española. Juan Florín (hacia 1485-1527) fue uno de los grandes piratas oceánicos, quizás el primero, aunque ni mucho menos era un principiante cuando asaltó las tres carabelas que regresaban de México con el Quinto del Rey. Florín llevaba casi dos décadas asaltando embarcaciones de casi cualquier país que rivalizara con Francia. Tras hacerse con 58.000 castellanos o pesos (unidad de medida equivalente a 1/6 de onza de oro), en barras de oro, pertenecientes al Quinto del Rey e incluso con un penacho de plumas que había sido del emperador azteca, consiguió apresar otra embarcación con 20.000 pesos y joyas. Este asalto marcó un antes y un después, ya que llamó la atención de los monarcas europeos sobre las grandes riquezas que estaba obteniendo España de la conquista de América, lo que supuso un impulso enorme de la piratería –sobre todo, de ingleses y holandeses– y provocó que las embarcaciones españolas comenzaran a armarse de forma considerable.
Florín consiguió abordar más de cien embarcaciones españolas hasta que fue apresado y conducido ante el emperador. No llegó a conocerle porque este ordenó que fuera ejecutado allá donde se encontrara cuando llegara la orden. Lo ahorcaron en el puerto del Pico, en Colmenar de Arenas (Ávila).