POETA DE CALATAYUD
El poeta Marco Valerio Marcial (45-105) nació en Bilbilis pero, al igual que otros compatriotas hispanos, viajó pronto a Roma. Es precisamente en la obra de este autor en la que se abre paso la reivindicación de sus orígenes hispanos, celtas e íberos, junto a una melancólica evocación de su tierra en la que se trasluce una gran añoranza de la vida en su ciudad natal.
En sus escritos aparecen constantes referencias al frío curso fluvial del Jalón, al Moncayo y a los bosques que rodeaban la ciudad. El poeta también contrapone el ruido y la agitación que sufre en las calles de Roma al sosiego y la sencillez de su tierra. Después de más de tres décadas en la gran metrópoli, Marcial volvió a su patria chica, donde pasó sus últimos años. Algunos de sus Epigramas –como este que a continuación se recoge ( Epigrama XII, 18)– muestran su vida sencilla y el reencuentro con su querida y añorada Bilbilis:
“Me ha acogido y me ha hecho un campesino mi Bilbilis, orgullosa de su oro y de su hierro. Aquí cultivo, perezoso con un trabajo agradable, el Boterdo y la Plátea (...), disfruto de un sueño profundo e interminable, que a menudo no lo rompe ni la hora tercia, y ahora me recupero de todo lo que había velado durante tres decenios. No sé nada de la toga sino que, cuando lo pido, me acercan de un sillón desvencijado un vestido cualquiera, y al que la granjera rodea de multitud de ollas. Al levantarme me recibe un hogar alimentado por un buen montón de leña del vecino carrascal (...). Así me gusta vivir, así morir”.