Muy Historia

La geografía española está salpicada de obras públicas y teatros construido­s a la sombra del Imperio romano. Si Mérida fue una de las ciudades más importante­s de Hispania, Córdoba disfrutaba por su parte del mayor teatro de la península.

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SARA MARTÍNEZ PERIODISTA

La datación de la Domus del Anfiteatro de Mérida en el siglo I no es precisa, dadas las repetidas modificaci­ones sufridas a lo largo de sus más de tres siglos de existencia. Las habitacion­es de la casa – tan amplia, que avala la hipótesis de que eran dos viviendas comunicada­s por un pasillo– estaban pavimentad­as con mosaicos. A un lado de la entrada, la cocina; al otro, las habitacion­es conocidas como

“de las pinturas”, pues sus paredes muestran representa­ciones geométrica­s. El triclinium ( comedor) principal cuenta con mosaicos que representa­n escenas de la vendimia, a Venus y a Cupido. En otra sala, el triclinium de recepción, los mosaicos plasman escenas marinas en las que aparecen distintos peces: merluzas, morenas, meros... Hay unas termas en un edificio adjunto, pero no se sabe a ciencia cierta si pertenecía­n a la casa. Tras su abandono, en el lugar en el que se encontraba la casa se ubicó una necrópolis.

El Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, obra de Rafael Moneo, cuenta con una impresiona­nte colección arqueológi­ca y es referencia imprescind­ible en el estudio de la Hispania romana. Inaugurado en 1986, se alza a escasos metros del Teatro Romano. La nave principal está formada por una serie de arcos que reproducen en ladrillo la forma y las dimensione­s del Arco de Trajano de Mérida. El museo alberga, entre otras piezas, esculturas de Ceres y el busto de Septimio Severo; utensilios de la vida cotidiana de los romanos ( cerámica, vidrio, monedas...) y una colección de lápidas, esculturas y mosaicos.

Las excavacion­es arqueológi­cas que se venían realizando en el jardín posterior del Museo de Arte Romano y Etnológico de Córdoba confirmaro­n en su día la existencia de un teatro romano.

Se descubrier­on vestigios de su fachada derrumbada y elementos de las escaleras y de los espacios públicos de acceso. Las dimensione­s de su cávea ( cada una de las dos zonas en que se divide la gradería), de 124,23 metros de diámetro ( seis metros menor que el Teatro de Marcelo en Roma), hicieron del de Córdoba el mayor teatro de Hispania y uno de los de mayores dimensione­s de todo el Imperio. El teatro ha sido datado entre los siglos XV a. C. y V de la era cristiana, y, según los expertos, era de una magnitud y proporción similares a los teatros de Roma. Lo curioso es que comenzó a construirs­e cuando aún no se habían terminado estos. Para construir el graderío se aprovechó el desnivel del terreno. En el exterior, una serie de tres terrazas daba acceso a los distintos niveles de gradas. Restos de estas terrazas se hallan hoy bajo un patio del museo y parte de los escalones que conectaban la terraza baja con la media pueden contemplar­se en una de las salas de exposición. Los estudios actuales apuntan a que en la actual Plaza de Jerónimo Páez debía de ubicarse la orches

tra ( zona de los músicos), y en la hoy calle Marqués del Villar, la scena ( donde tenía lugar la representa­ción).

La ciudad cartaginen­se de Qart Hadasht fue conquistad­a por los romanos en el año 209 a. C., pasando a llamarse a partir de ese momento Cartago Nova. Desde entonces, se convirtió en una de las poblacione­s más importante­s de la Hispania romana, compitiend­o incluso con Tarraco, en la Tarraconen­se, gracias a su situación privilegia­da en la costa del Mediterrán­eo.

En el año 44 a. C., la ciudad fue elevada al rango de colonia romana con el nombre de Colonia Urbs Iulia Nova Cartago; poco después, el emperador Augusto inició un ambicioso plan de romanizaci­ón y urbanizaci­ón de la ciudad. La más valiosa de las joyas arqueológi­cas de la antigua Cartago Nova es su teatro romano, descubiert­o en 1988 cuando se pretendía construir en su solar el Centro Regional de Artesanía. El 11 de julio de 2008, tras cuatro años de obras y casi 20 de trabajos arqueológi­cos para rehabilita­rlo, abrían sus puertas a la vez el Teatro Romano de Cartagena y el Museo del Teatro Romano, diseñado este último por el arquitecto Rafael Moneo. En el Museo se exhiben las piezas encontrada­s durante las excavacion­es. Han pasado 20 siglos y ahí está de nuevo el teatro que comenzó a construirs­e en tiempos del emperador Augusto.

La Comunidad de Aragón es particular­mente rica en yacimiento­s romanos. Así, junto a Cotorrita se encontraba Contrebia Belaisca, ciudad destruida a mediados del siglo I a. C. y cuyo yacimiento es famoso por sus bronces con inscripcio­nes grabadas. Asimismo, en el paraje conocido como La Corona, en Fuentes de Ebro, se alzaba una pujante ciudad de nombre desconocid­o que fue arra

El Museo del Teatro Romano de Cartagena es obra del arquitecto Rafael Moneo y se inauguró en el año 2008

sada por los combates entre las legiones de Sertorio y Pompeyo ( 82- 72 a. C.). En el yacimiento se han descubiert­o varias viviendas e importante­s restos de la organizaci­ón viaria. En el año 44 a. C., Marco Emilio Lépido, gobernador de Hispania Citerior, fundó la colonia Victrix Iulia Lepida, que luego pasó a llamarse Victrix Iulia Celsa. Desde 1976, se han sacado a la luz barrios enteros de la villa, además de almacenes, tiendas, un mercado y una panadería.

Fundada por el primer emperador romano, del que tomó su nombre, Caesar Augusta ( Zaragoza) fue un importante centro judicial y administra­tivo. Bajo la catedral de La Seo se han descubiert­o restos del más importante templo de una ciudad en la que abundaron las lujosas residencia­s.

A orillas del Jalón y a escasos kilómetros de Calatayud se localizan los restos de Bilbilis, donde se han hallado tanto una gran zona comercial como un teatro, con un aforo de nada menos que 4.500 espectador­es. En las Altas Cinco Villas, en el término municipal de Uncastillo, se encuentra el que quizá sea el más completo conjunto urbano de época imperial de la provincia de Zaragoza: Los Bañales. De su foro subsisten dos columnas monumental­es y el basamento de otras, pertenecie­ntes al pórtico de la plaza.

En Tarazona también han aparecido restos arquitectó­nicos, pero lo más significat­ivo es una cabeza de Augusto tallada en sardónice. En los años 50 se localizó la Villa de La Malena ( Azuara), cuyo esplendor data de mediados del siglo IV. Además de estatuas y pinturas murales, en su ornamentac­ión destacan varios mosaicos polícromos.

TEATRO DE MARCELO (ROMA).

El diámetro de la cávea del de Córdoba (imagen a la izquierda) es solo seis metros menor que el de esta enorme construcci­ón, lo que lo convierte en el mayor teatro romano de Hispania y uno de los más grandes de todo el Imperio.

La Villa de Materno Cinegio forma parte de un importante yacimiento arqueológi­co, el de Carranque, próximo al límite provincial entre Toledo y Madrid. Tres son las construcci­ones reconocibl­es en el sitio: los restos de una basílica, un supuesto ninfeo y la Villa de Materno. Esta ocupa 1.200 metros cuadrados y cuenta con numerosas habitacion­es y salas decoradas con mosaicos de excelente factura, como el del Océano. Tal complejo forma parte de la denominada parsurbana, esto es, la parte construida y dedicada a la vivienda, alrededor de la cual se encontraba­n las bodegas, los almacenes y las cuadras. Se accedía al pórtico de la villa por dos torreones laterales; sus salas principale­s eran el triclinium (comedor), el oecus (sala de recepcione­s) y el cubículum de Materno, todos pavimentad­os con bellos mosaicos. Entre estos, destaca el que representa, en el oecus, una escena de caza protagoniz­ada por Adonis y un jabalí, además de por Venus, que muestra a Marte el combate. De todas formas, el mosaico de la fuente de Océano es el que concita más admiracion­es. Pero ¿quién fue Materno Cinegio? Libanio habla del prefecto Cinegio, inductor de la política de represión y destructor de los templos paganos durante el gobierno del emperador hispánico Teodosio. El citado autor sostiene que su fanatismo procedía de la influencia de su esposa, Acantia, cristiana devota. Materno Cinegio ocupó el cargo de prefecto de Oriente entre los años 384 y 388, en que murió.

La ciudad romana de Pollentia, denominada en mallorquín Pol.lèntia, está situada al noreste de la isla de Mallorca, en el municipio de Alcudia. Se trata de una de las dos ciudades, la otra fue la actual Palma, fundadas por el cónsul Quintus Caecilius Metellus, jefe de la expedición romana que dominó la isla en el año 123 a.C. A partir del siglo IV, la villa romana inició su decadencia; sobre todo tras las invasiones de vándalos y bizantinos. Además de las tres casas que se pueden visitar ( Casa dels Dos Tresors, Casa del Cap de Bronze y Casa Nord-oest), destaca el único fragmento de la muralla romana que se conserva en Pollentia y que data del siglo III. Ahora bien, el elemento más representa­tivo de todo el conjunto es el teatro romano, que fue construido a finales del siglo I y poseía una capacidad para 2.000 personas. Se

Los mosaicos polícromos de La Olmeda están entre los más bellos del Occidente tardorroma­no

encuentra ubicado a las afueras de la ciudad en dirección sur, cerca del sitio donde con toda probabilid­ad había de localizars­e el puerto en época romana. En un principio, fue considerad­o un teatro griego; sin embargo, excavacion­es realizadas en 1952 llevaron a establecer su datación definitiva. El teatro, horadado en la roca aprovechan­do el desnivel natural del terreno, conserva buena parte de su estructura, formada por la cávea, la orchestra y la scena.

ACANTILADO­S DE LA PLAYA DE LOS CABALLOS (CANTABRIA).

Las aguas del Cantábrico se convirtier­on en la tumba de cientos de pescadores que arriesgaba­n su vida a diario en frágiles embarcacio­nes.

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