Deconstruir para construir
El cubismo es, sin lugar a dudas, uno de los movimientos artísticos más destacados del siglo XX y, si bien Picasso es el más conocido adalid de esta vanguardia (fue su creador junto con Georges Braque), no podemos olvidarnos de otro gran pintor español, J
José Victoriano González-Pérez, conocido como Juan Gris, nació el 23 de marzo de 1887 en Madrid, seis años después que Picasso (ser más joven le llevaría a ser un representante del cubismo más evolucionado en cuanto a estilo, en comparación con el artista malagueño). José Victoriano tuvo una vocación muy temprana por el arte que no tuvo una repercusión inmediata, aunque en su adolescencia fue ilustrador. Con 19 años, para evitar la milicia y conocer la vida artística de París, se va a vivir a la capital del Sena, donde conoce a Pablo Picasso, con el que vive unos años de estrecha conexión, y a sus protectores –Apollinaire, Kahnweiler...–, que le consiguen algunos trabajos.
En 1912 hace su primer cuadro de cubismo analítico, pero siempre dentro de un realismo intelectual. En 1913 su estilo se asienta y se dirige hacia una pintura volumétrica, construida, inteligente. En 1914 trata con Matisse y este le influye en relación al color y a un nuevo tratamiento de las formas. Tras la Primera Guerra Mundial decide trabajar por libre, convirtiéndose en el más personal de todos los cubistas.
En cuanto a su estilo, es frío pero apasionado y huye de lo decorativo. Siempre utiliza color y el collage, pero sus composiciones son muy contenidas porque sus planos no son transparentes. Usa texturas diferentes, cambios tonales, sensación de volumen a través de la isometría.
Hay que tener en cuenta su admiración por pintores tradicionales como Zurbarán y precursores cubistas como Cézanne, quienes marcarán las directrices de su obra. Estos conocimientos de sus predecesores y de la fusión de estilos de Picasso y Braque le llevarán a un procedimiento pictórico más lineal y a estructurar el cuadro en horizontales y verticales buscando claridad, como si se tratase de una cuadrícula. Sus composiciones resultan un tanto irregulares y cada cuadro refleja un aspecto de la realidad desde diversos puntos de vista.
Tras una serie de ensayos en busca de su propio estilo, se centra en el cubismo sintético, pleno, y ahí encuentra lo que busca, se abre hacia lo espacial. En primer lugar hace la estructura del cuadro, y luego va poniendo el asunto sobre la estructura.
A partir de los años 20 cambia y se dedica a hacer arlequines y pierrots utilizando el perfil negativo del personaje, que va sumando al espacio y al resto de objetos dando como resultado un volumen espacial de repeticiones curvilíneas del perfil.
LA PAZ DENTRO DEL CAOS
En 1925 pinta Laguitaredevantlamer ( La guitarra anteel mar), el cuadro que nos ocupa, en el que aporta soluciones pictóricas novedosas. Los objetos van apareciendo, metiéndose unos en otros, todos desde una perspectiva diferente, y utiliza el sombreado para dar sensación de profundidad. Pero quizás lo más destacable de la obra sea que, en su empeño por añadir un componente de sensualidad, Gris decide incluir en el mismo plano la representación del interior de un estudio y las vistas urbanas del exterior. Es un género inédito, incluso para el propio Picasso, que no lo abordará hasta algunos años después: la naturaleza muerta ante una ventana abierta.
La transición entre ambos ambientes, sin recurrir a estrategias de cambios de luz ni a procedimientos perspectivos del pasado, se realiza por medio de una ingeniosa solución que incluye las diferencias de escala de los objetos y el empleo de planos diferenciados, superpuestos y situados en diferentes ángulos. Todo ello contribuye a hacer posible la convivencia de dos espacios diferentes pero que, a la vez, constituyen un todo en armonía.