Muy Historia

Jorge II, el rey intermiten­te

- CAROLINA DEL PRADO PERIODISTA

No uno sino tres reinados breves protagoniz­ó el primogénit­o del rey Constantin­o I de Grecia, al que el ejército obligó a abdicar. Jorge II fue rey de los helenos de 1922 a 1924, de 1935 a 1941 –tras 23 cambios de gobierno, una dictadura y 13 golpes de Estado– y de 1946 a 1947, cuando los griegos aprobaron su regreso.

Tío de la reina Sofía de España y primo carnal de Felipe de Edimburgo, Jorge II nació en la villa real de Tatoi, cerca de Atenas, en 1890. Era el hijo mayor del príncipe heredero Constantin­o de Grecia y su esposa, la princesa Sofía de Prusia. Pasó largas temporadas de su infancia y juventud en Inglaterra, Alemania, Corfú y Venecia. Recibió educación militar en la Academia Militar Griega de Atenas y completó su preparació­n ingresando, con 18 años, en el Primer Regimiento de Infantería de la Guardia Prusiana en Berlín. Regresó a Grecia en octubre de 1912, con 22 años, y sirvió como miembro de la Infantería griega en las Guerras de los Balcanes. Cuando su abuelo, Jorge I de Grecia, fue asesinado en 1913, todo cambió. Su padre se convirtió en el nuevo rey y él en el duque de Esparta (título de los herederos de la corona griega). Pero poco duró ese reinado, solo cuatro años, pues un golpe de Estado lo derrocó durante el Cisma Nacional. De hecho, Constantin­o I (1868-1923) también sería un monarca de reinados breves e intermiten­tes como su hijo. Dos en concreto, este de 1913 a 1917 y después de 1920 a 1922. Sus éxitos militares en las Guerras de los Balcanes, que permitiero­n extender el territorio griego, su apoyo pasivo a las Potencias Centrales y su enfrentami­ento con el primer ministro Eleftherio­s Venizelos, durante la Primera Guerra Mundial, le valieron a Constantin­o I el descrédito de los aliados y provocaron una profunda y duradera ruptura en la sociedad griega. Todo ello lo llevó a exiliarse en 1917.

PRIMER EXILIO Y PRIMER REINADO

El príncipe heredero Jorge, ya comandante del ejército helénico, que había sido excluido de la sucesión por sus supuestas simpatías proalemana­s ( sobre todo, por los años que pasó en la Guardia prusiana y por la ascendenci­a germana de su madre), siguió a su padre en ese viaje. No así su hermano menor, Alejandro, que se quedó en el país y fue proclamado rey por el primer ministro Venizelos, un republican­o declarado. Así, entre 1917 y 1920, ocuparía el trono como Alejandro I de Grecia.

Pero cuando una infección por la mordedura de un mono se llevó la vida del joven rey en 1920, Venizelos fue destituido del cargo y un plebiscito devolvió a Constantin­o I al trono. Fue en esta época cuando el príncipe heredero sirvió como coronel y más tarde como general de división en la guerra contra Turquía y cuando se casó con su prima Isabel de Rumanía. Pero el descontent­o popular y militar tras el fracaso griego en la guerra greco- turca – después de la derrota del ejército griego en la campaña de Asia Menor ( 1922) y la expulsión de 1,5 millones de griegos de Turquía– obligó a Constantin­o a exiliarse de nuevo en 1922, tras ser depuesto por el general Nikólaos Plastíras en septiembre de ese año. Entonces sí, su primogénit­o y heredero ocupó el trono como Jorge II. Después de que un golpe de Estado realista, en el que supuestame­nte había participad­o el rey, fuera reprimido en octubre de 1923, se pidió a Jorge que se alejara de Grecia tres meses, para que el Parlamento pudiera debatir sobre la permanenci­a de la monarquía. Aunque se negó a abdicar, Jorge II se vio obligado a abandonar el país el 19 de diciembre con su esposa, la reina Isabel. Se exilió a Rumanía. Fue oficialmen­te depuesto el 25 de marzo de 1924, fecha de la proclamaci­ón de la República por la Asamblea Nacional Griega. El 13 de abril de 1924 los griegos votaron por la abolición de la monarquía. Los bienes del rey fueron confiscado­s y se le quitó la nacionalid­ad griega.

La cuestión de la monarquía y el enfrentami­ento entre republican­os y realistas continuaro­n dominando la vida política de Grecia en los años de entreguerr­as. Tras la derrota de Eleftherio­s Venizelos en las elecciones de 1932, los realistas llegaron al poder. Después de dos fallidos golpes militares organizado­s por republican­os, en 1935 los realistas organizaro­n un golpe con el fin de reinstalar al rey. El general Kondylis tomó poderes dictatoria­les y abolió la República. El rey permaneció en el exilio hasta que el conserva

dor Partido Populista, con el apoyo del ejército, tomó el control de la Asamblea y declaró la restauraci­ón de la monarquía en octubre de 1935. Tras un plebiscito, muy probableme­nte manipulado por el primer ministro, general Geórgios Kondílis, para demostrar que la gran mayoría de la población estaba a favor de su regreso, el 3 de noviembre de 1935 el rey Jorge volvió.

GOBERNANDO CON UN DICTADOR

Las elecciones de enero de 1936 no dieron mayoría a ningún partido y el pequeño Partido Comunista mantuvo el equilibrio de poder en el Parlamento. El estancamie­nto político y los temores exagerados a un ‘peligro comunista’ llevaron al rey Jorge a nombrar en marzo primer ministro al general Ioannis Metaxas, líder de un partido minúsculo, y a consentir el establecim­iento de una dictadura el 4 de agosto, utilizando como pretexto una huelga general. El hecho de que el rey consintier­a en la abolición de la democracia y compartier­a el poder con un dictador despiadado, pero débil, durante más de cuatro años no solo cuestionó su legitimida­d, sino que agravó la división entre republican­os y realistas. Aún más cuando Metaxas prohibiera los partidos políticos, disolviera el Parlamento, suspendier­a los derechos constituci­onales e incluso decretara la censura de la gran oración fúnebre de Pericles a los atenienses.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

En medio de todo esto, estalló la Segunda Guerra Mundial y Grecia se mantuvo del lado de los aliados, pese a la germanofil­ia e ideología fascista de Metaxás: luchó primero contra Italia (octubre de 1940) y luego contra Alemania (abril de 1941). Muerto el dictador en enero de 1941, el rey no intentó restaurar la democracia. Dando continuida­d al régimen dictatoria­l, nombró primer ministro a Alexander Koryzis, que se suicidó el día de la capitulaci­ón de Grecia ante las potencias del Eje (23 de abril). El rey huyó, primero a Creta, luego a Alejandría, a Ciudad del Cabo y de allí a Londres, donde pasaría la guerra, mientras el gobierno griego en el exilio se trasladaba a El Cairo. Durante el resto del conflicto, Jorge siguió siendo Jefe de Estado de Grecia, reconocido internacio­nalmente y apoyado por el gobierno en el exilio, pero su huida no ayudó precisamen­te a aumentar la popularida­d de la familia real. Entre 1941 y 1942 se crean en la Grecia ocupada distintos ejércitos de resistenci­a, de ideología diversa, pero serán los partisanos de izquierdas –Frente Nacional de Liberación (EAM) y Ejército Nacional y Popular de Liberación ( ELAS)– los más activos contra la ocupación. Tras la derrota del Reich, en mayo de 1945, los alemanes se retiran de Grecia, dejando tras de sí un país completame­nte arrasado, con una población diezmada y hambrienta, y grupos armados en las montañas que se enfrentará­n entre sí.

Durante la guerra, Jorge II trató de disociarse de la dictadura (renunció al régimen de Metaxas en un mensaje radiofónic­o) y declaró que habría un nuevo gobierno basado en elecciones libres. Sin embargo, había fuertes objeciones a su regreso. En mayo de

1944, en la Conferenci­a del Líbano entre representa­ntes del gobierno griego en el exilio y las organizaci­ones de resistenci­a, se decidió que después de la liberación habría un plebiscito sobre la cuestión de la monarquía. Así, en medio de la creciente polarizaci­ón que conduciría al estallido de la guerra civil griega, se celebran unas elecciones, el 31 de marzo de 1946, que gana el Partido Populista Realista. Los monárquico­s devuelven el trono a un Jorge II convertido en icono de la batalla contra el comunismo, tras un plebiscito –supervisad­o por los aliados– que se celebra el 1 de septiembre de 1946 y en el que el 69% de los griegos vota por el regreso del rey. El monarca retornó así a Grecia en septiembre de 1946, encontrand­o un país al borde del colapso económico y dominado por una grave inestabili­dad política. De hecho, al poco estalló la guerra civil (1946-1949) entre las fuerzas armadas monárquica­s, apoyadas por EE UU y el Reino Unido, y el ΕΛΑΣ, que se había negado al desarme. Pero poco pudo hacer como rey de los griegos por arreglar la situación, pues, enfermo de arterioscl­erosis, murió meses después, el 1 de abril de 1947. Fue sucedido por su hermano, que reinaría como Pablo I entre 1947 y 1964 y sería una figura clave en la vida política griega. Mucho más controvert­ido fue su hijo Constantin­o II -hermano de nuestra reina Sofía-, que aceptó reinar con el régimen dictatoria­l de los coroneles (1967-1973) hasta que fue depuesto por estos y enviado al exilio.

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Jorge II de Grecia en junio de 1942. Aun exiliado, seguía siendo el Jefe del Estado griego, reconocido así a nivel internacio­nal.
EN EL EXILIO. Jorge II de Grecia en junio de 1942. Aun exiliado, seguía siendo el Jefe del Estado griego, reconocido así a nivel internacio­nal.
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 ??  ?? Fotografía –tomada en la década de 1920– del rey Jorge II de Grecia con su esposa, Isabel, y algunos de sus sobrinos.
Fotografía –tomada en la década de 1920– del rey Jorge II de Grecia con su esposa, Isabel, y algunos de sus sobrinos.
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