EL REY QUE DIO NOMBRE A UN COCHE
El primer tercio del siglo XX estuvo marcado por la continuidad y la primacía del ferrocarril y el barco de vapor en lo que a transportes se refiere. En 1935, había poco más de 12.000 km de vía ancha y el Estado apoyó los ferrocarriles de vía estrecha, más económicos y encargados de cubrir los vacíos demográficos en el norte peninsular. En el mar, el barco a vapor sustituyó a la navegación a vela y, a finales de la década de los 20, le salió un duro competidor en el buque de motor diésel.
Los felices años 20 supusieron el desarrollo de otros sectores como el aeronáutico, con la creación de las principales líneas de transporte de mercancías y viajeros (Madrid-Barcelona), o el automovilístico. En España destacó la marca Hispano-Suiza, creada por el ingeniero Mark Birkigt, que fabricó motores de aviación para los aliados en la Primera Guerra Mundial y coches de lujo. En 1905, su modelo 20 H.P. adelantó a la comitiva del rey Alfonso XIII durante un trayecto turístico por Valencia. Este hecho cautivó la atención del monarca, que en 1910, y con su beneplácito, dio nombre a un modelo, el Type 45 CR Alfonso XIII. El biplaza artesanal, forjado en materiales nobles, fue presentado en el Salón de París de 1910. Contaba con unas prestaciones que daban a aquel modelo de 4 cilindros en un solo bloque 80x180 mm y 3.619 cc, más de 60 CV de potencia y 120 km/h. Se lo considera el primer deportivo de la historia del automóvil.