LA SUBLEVACIÓN DE JACA, ANTESALA DE LA REPÚBLICA
Amediados de 1930, la situación de la dictadura española – entonces con el general Berenguer al frente– no daba más de sí. Desde distintos sectores sociales se reclamaba con urgencia un cambio de régimen. En agosto, una gran variedad de fuerzas republicanas, reunidas en el Pacto de San Sebastián, acordaron poner fin a la monarquía y proclamar la República con una huelga general y una insurrección militar. Se creó para ello un comité revolucionario integrado por personalidades como Alcalá-Zamora, Azaña, Maura y Lerroux.
La huelga nunca llegó a declararse; la insurrección fracasó por la descoordinación entre este comité y los oficiales implicados. Después de muchos retrasos y tensiones, el comité fijó el día 15 de diciembre como fecha para el pronunciamiento, pero el capitán Fermín Galán – acompañado por el capitán Ángel García Hernández y otros– se atuvo a lo que tenía previsto y sublevó la guarnición de Jaca el día 12. La noche anterior, había llegado a la ciudad Santiago Casares Quiroga, enviado por el comité para comunicarle ese último aplazamiento y la fecha definitiva. Pero, como era tarde y hacía mucho frío, se fue a dormir y pensó que tendría tiempo de decírselo al día siguiente. Craso error.
La rebelión fue rápidamente sofocada. Galán y García Hernández fueron sometidos a un consejo de guerra sumarísimo y ejecutados el domingo 14, lo que tuvo un gran impacto en todo el país y aumentó el clamor republicano. Con ambos militares convertidos en mártires, Azaña apuntó en su diario: “La monarquía cometió el disparate de fusilar a Galán y García Hernández, disparate que influyó no poco en la caída del trono”.