LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA EDAD MEDIA
La visión oscurantista de la Edad Media que nos ha llegado a través de libros de texto y productos audiovisuales ha sido cuestionada por los medievalistas. Los hombres y mujeres medievales cuidaban de su higiene y durante los 1000 años que abarca el periodo medieval se produjeron avances en campos tan diversos como la agricultura, la arquitectura o la medicina.
Es cierto que las quemas de brujas y los procesos inquisitoriales están profundamente arraigados en el imaginario colectivo, sin embargo, las persecuciones más duras tuvieron lugar durante la Edad Moderna y no en época medieval. Podría pensarse que la situación de la mujer fue mejorando poco a poco y que la Edad Media fue un periodo especialmente oscuro, pero nuevamente estamos ante un mito. Evidentemente se trató de una sociedad desigual. Las mujeres medievales, especialmente las de clase alta, contraían matrimonio a una edad temprana con hombres que les doblaban en edad y más de la mitad de su vida transcurría entre embarazos. Sin embargo, como señala la historiadora Isabel Mellén, las mujeres medievales gozaron de más libertad que sus compañeras del siglo xix. Durante generaciones, las mujeres medievales dirigieron señoríos y abadías, mediaron en conflictos político-religiosos, se convirtieron en mecenas y dirigieron negocios.
Su influencia variaba mucho en función de su clase social. Mientras que las religiosas y muchas damas de la nobleza recibían una esmerada educación, poseían libros o bordaban tapices, las artesanas y las campesinas iletradas tenían vidas mucho más duras y compaginaban la crianza de los hijos con extenuantes jornadas de trabajo en el campo o el taller. En cualquier caso, de arriba a abajo de la escala social, las mujeres no permanecieron tan confinadas en casa y sometidas al esposo como tradicionalmente han recogido los libros.